Día del Albañil: Marco Antonio pasa de chalán a maestro de obra
Aprovechaba sus tiempos de “descanso” para estudiar un poco y aprendió a leer planos
HERMOSILLO, Sonora.- La necesidad de salir adelante, llevó a Marco Antonio Toribio Govea a aprender el oficio de albañilería y hoy es su propio jefe, pues a lo largo de 15 años ha aprendido nuevas técnicas que lo han llevado a construir grandes obras.
Marco Antonio, de 46 años de edad, es originario de Michoacán, pero desde hace 30 años radica en Hermosillo, donde empezó a hacer trabajitos por aquí y por allá, hasta que la vida lo llevó a uno de los oficios más populares en el mundo de la construcción.
Platicó que gracias a un amigo, empezó a trabajar como ayudante de albañil, a lo que comúnmente se le conoce como chalán, en la zona industrial de la capital de Sonora y gracias a eso y a sus habilidades, hoy puede destacarse en la construcción.
Yo ya tenía poco conocimiento, desde antes, desde que estaba en Estados Unidos, pero hace 15 años, un amigo me invitó a las zonas industriales y yo pensé que era muy trabajoso, porque al ir a ese tipo de obras, en realidad es más fácil de lo que uno piensa.
“Ahí aprendí y pues por mi necesidad, me dieron ganas de echarle más ganas y aprender más”, agregó, “desde lo que es fierrería, carpintería, colocar el vitropiso, aprender a leer planos, de todo y a fin de cuentas me dio resultado, porque cuando salí a las obras caseras se me hizo más fácil”.
Recordó que cuando se llegaba la hora de descanso y todos degustaban de su comida, él aprovechaba para estudiar más las herramientas que sus demás compañeros usaban e intentaba interpretar los planos, de acuerdo a lo que los ingenieros les habían explicado, hasta que logró ser todo un experto.
Marco Antonio destacó que el haber aprendido a trabajar en la construcción en obras grandes y saber interpretar los planos que los ingenieros y arquitectos realizan, le abrió puertas como albañil, pues de “chalán” se convirtió en “maestro” de obra.
UN TRABAJO RIESGOSO
La albañilería le ha dejado muchas satisfacciones a Marco Antonio, según comentó, pues su mayor gozo es cuando los clientes quedan contentos con su trabajo y ver que todo quedó bien cimentado, pero asegura que para lograrlo se corren muchos riesgos.
Este trabajo es peligroso, uno arriesga su vida todos los días. Una vez me caí de unos andamios por no entender, se quebró todo (el andamio) y me quebré las costillas. Luego, hace como tres años, también me corté el pie con una sierra, también por un descuido.
“Es muy riesgoso ser albañil”, insistió, “porque manejas todo tipo de maquinaria, se te puede caer algo en la cabeza, un clavo, cualquier cosa, una varilla, por eso siempre hay que estar pendiente”.
Aseguró que la albañilería en las grandes obras, como construcciones industriales y edificios, tiene mejor seguridad, pues el equipo de trabajo es más moderno, se toman medidas de protección extremas, y cuidan mejor al trabajador.
“Yo les digo que amen su trabajo, que no les pese levantarse e ir a trabajar, que se cuiden, sobre todo, porque siempre hay alguien que nos espera y tenemos que llegar a la casa con bien, el papá, la mamá, que es lo más importante”.
Este 3 de mayo es el día de la Santa Cruz y en la religión Católica se conmemora a la Cruz en la que murió Cristo y que fue encontraba por la emperatriz Elena, madre de Constantino, en el año 326 después de Cristo, de acuerdo al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI).
En México, la Santa Cruz se convirtió en la santa patrona de los albañiles, quienes acostumbran colocar una cruz adornada con flores naturales o de papel en una parte alta de los edificios o casas que están construyendo.
Marco Antonio Toribio resaltó que en los Estados del Sur de México es donde más está arraigada la tradición, pues el Día del Albañil es un día de fiesta y gozo, los empleados de la construcción celebran con comida, música, baile y se lanzan fuegos artificiales en las primeras horas del día.
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