Carlos Prieto: Una vida “atado” a la música
Con su violonchelo bajo el brazo, el músico mexicano ha viajado por el mundo
HERMOSILLO, Sonora.- El silencio en el Teatro de la Ciudad lo rompe la “voz” de un chelo Stradivarius de más de 300 años de antigüedad: El sonido, profundo y limpio, se lo arrancan las manos expertas de Carlos Prieto, uno de los intérpretes de música clásica más importantes del mundo.
Para mí es una gran satisfacción regresar al Estado de Sonora. Yo he tenido la fortuna de tocar en todos los estados de México y en muchos países del mundo, pero regresar a Sonora siempre es una cosa muy especial. Regresar a Hermosillo y tocar con la Orquesta Filarmónica de Sonora (OFS) es para mí un gusto muy grande”, expresa tras un ensayo realizado en la Casa de la Cultura.
Esta noche el maestro Prieto se reencontrará con su público hermosillense para una velada que promete ser inolvidable: En punto de las 20:00 horas, en el Teatro de la Ciudad y junto a la OFS, interpretará el “Concierto para violonchelo y orquesta en La Menor” de C. Saint-Sans.
El Seminario de Cultura Mexicana, la Universidad de Sonora (Unison) y el Instituto Sonorense de Cultura lo han hecho posible.
MÚSICO DESDE ANTES DE NACER
“Yo empecé a estudiar el violonchelo a los 4 años de edad. Voy a cumplir el 1 de enero del año próximo 88 años… entonces llevaré 84 años tocando el violonchelo”, comparte el maestro Prieto a EL IMPARCIAL.
Parte de una familia profundamente musical –sus padres eran ambos violinistas-, Carlos llegó al mundo con la consigna de estudiar chelo, pues al Cuarteto Prieto le faltaba un integrante y en cuanto fue posible, él ocupó ese lugar junto a sus progenitores y su abuelo materno. Sin embargo, este “destino marcado” no le significó molestia alguna: Se enamoró del instrumento y pronto destacó en su manejo.
“A los 14 o 15 años ya había dado diversos conciertos en público”, recuerda.
A la par de continuar practicando, aquel joven Prieto reveló otros talentos: Era igualmente excelente para las Matemáticas y la Física.
“Entonces opté por ir al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y ahí hice dos carreras: De Ingeniería Metalúrgica y de Economía. Y sin abandonar el chelo, porque me nombraron primer chelo de la Orquesta Filarmónica del MIT”, relata.
Sin embargo, la ciencia no le apartó de su camino dorado: La música.
“Estuve trabajando como ingeniero hasta que dejé todo para regresar a mi vocación principal, que era el violonchelo”, dice.
Desde el momento en que dejé todo para dedicarme al chelo, no ha habido un solo momento de arrepentimiento”.
CUESTIÓN DE ENFOQUE
El maestro Prieto lleva más de medio siglo dedicado exclusivamente a su carrera como chelista, gracias a la cual ha recorrido el mundo, casi, por entero: Ha tocado en cada uno de los países de las Américas, así como en toda Europa; además de en buena parte de Asia, particularmente en China y Japón. También en África ha resonado su Stradivarius: En Egipto y en África del Sur.
Para lograrlo, Prieto ha consagrado cada día a honrar su vocación de la mejor manera en que un músico puede hacerlo: Practicando con disciplina.
Para él, que ha vivido tanto de las ciencias como del arte, la clave del éxito está en abocarse a alguna actividad concreta.
“No existe tal enfrentamiento (entre la ciencia y el arte). Lo que existe es la necesidad de dedicarse completamente a una actividad. Vi que no podía yo seguir dedicado a actividades industriales y al mismo tiempo tocar chelo. Tenía que optar por una de las dos y opté, hace muchísimos años, por dedicarme completamente al violonchelo y así como chelista, he recorrido todo México, muchísimos países del mundo”, señala.
Y aunque la disciplina musical se le exigió prácticamente desde la cuna, lo cierto es que sus padres no deseaban que se dedicara exclusivamente a la música.
Mis papás tenían temor de que si me dedicaba yo al violonchelo iba a tener una vida muy, muy dura. Y ya era yo ingeniero y economista y trabajaba y dirigía unas empresas y no me iba mal”, relata.
“Entonces tenían el temor de que si dejaba esas actividades para dedicarme completamente al violonchelo quizá lo iba yo a pasar mal”, agrega, “pero desde el momento en que dejé todo para dedicarme al chelo, no ha habido un solo momento de arrepentimiento”.
VIDA MUSICAL
Antes del concierto de esta noche, el maestro Pietro pasó algunas horas ensayando junto a la Orquesta Filarmónica de Sonora, de cuyos músicos elogió el nivel.
“Me parece que el director, el maestro Eduardo Alarcón, es excelente director; la orquesta responde a un buen director, responde bien, y para mí ha sido una gran satisfacción”, asegura.
Tengo una muy larga relación (con Sonora) y no me acuerdo en qué año vine por primera vez, pero he estado en varias ocasiones y de Norte a Sur, todo el Estado lo he recorrido, y para mí ha sido siempre muy interesante y muy grato”.
En su larga trayectoria Prieto ha sido también académico y gestor cultural; además, es miembro titular del Seminario Mexicano de Cultura, que entre sus actividades cuenta la de promover el arte en todas sus manifestaciones.
Así es que el maestro Prieto tiene una clara recomendación para aquellos que pretenden dedicar su vida a la música, o cualquier otra manifestación artística para el caso: “Si su vocación es la música, entonces tiene que estudiar horas al día y disfrutar lo que está haciendo. Si no disfruta el estudio de un instrumento -el piano, el violín, lo que sea-, entonces es que no tiene vocación. Si no tiene vocación, entonces es mejor que se dedique a otra actividad”.
Él mismo ha seguido ese consejo a pie juntillas, ya que pese a tener casi 88 años de experiencia musical toca cada día, al menos, por hora y media.
El lenguaje de la música es el que siempre ha hablado, el más cercano a su corazón, y como tal, no le queda más remedio que compartirlo en cada concierto, en cada recital.
Siento una gran emoción de las obras que toco. No siento un nerviosismo especial de tocar en público… Siento una emoción de tocar las obras de Bach, de Beethoven o de Brahms, o de compositores mexicanos”, afirma. “Siempre siento la responsabilidad de tocar lo mejor posible”.
¡NO SE LO PIERDA!
- “Concierto para violonchelo y orquesta en La Menor” de C. Saint-Sans, interpretado por Carlos Prieto y la Orquesta Filarmónica de Sonora.
- Jueves 12 de diciembre.
- 20:00 horas.
- Teatro de la Ciudad de la Casa de la Cultura de Sonora.
- Entrada libre.
¿SABÍAS QUÉ…?
- El instrumento del maestro, al que cariñosamente llama “Chelo Prieto”, fue fabricado en 1720 en Cremona, Italia, por el famoso lutier Antonio Stradivari. Por la delicadeza de esta pieza centenaria de laudería, cuando el maestro viaja su chelo requiere de un asiento propio.
- Carlos Prieto es un prolífico escritor: Ha publicado catorce libros que incluyen prólogos de ilustres figuras de la música y la literatura como Yo-Yo Ma y Carlos Fuentes. Su más reciente obra, “Mi vida musical”, se presentó anoche en la Sociedad Sonorense de Historia.
- Entre la infinidad de premios que acumula, nacionales e internacionales, destacan la Medalla Bellas Artes, la Medalla José Vasconcelos, la Medalla Pushkin y la Medalla Mozart; esta última la recibió en dos ocasiones.
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