Victor Manuel Romo continúa legado que le heredó su padre

HERMOSILLO, Sonora.- Desde niño, Víctor Manuel Romo Valencia observó y aprendió de su padre todo sobre el arte de amasar y hornear.

Inspirado por su enseñanza, se ha dedicado más de 30 años a la panadería. Cada pan que hornea lleva consigo el legado de su padre, Manuel Romo, quien falleció en 1991.

Ahora, a sus 59 años y con un solo brazo, Víctor Manuel adaptó su hogar para continuar la tradición familiar y mantener vivas las recetas que aprendió de niño.

Aprendí todo al lado de mi padre. Primero me ponía a lavar bandejas, luego me enseñó a amasar y después me dejó hornear. Ahora tengo más de 30 años como panadero y sigo haciéndolo con su misma receta”, relató Víctor Manuel.

Después de perder su brazo derecho en un accidente hace casi 21 años, enfrentó la adversidad sin rendirse, decidió transformar su casa, ubicada en el fraccionamiento Tierra Nueva, en su propia panadería.

Con una sola mano, Víctor Manuel amasa y hornea hasta 70 panes al día, lo que le trae recuerdos nostálgicos de cuando su papá le enseñaba el oficio.

Manuel Romo también fue panadero durante toda su vida y su ejemplo sigue presente en cada pieza de pan que su hijo elabora.

Su panadería está ubicada en la calle Rábida Norte, entre Akkad Poniente y Estanques, en el fraccionamiento Tierra Nueva. Cada mañana, se levanta temprano para preparar el pan que venderá durante el día. A las 5:00 de la mañana comienza su jornada: Prepara la masa, calienta los hornos y, con ayuda de sus hijas, hornea distintas variedades de pan, como conchas, pan de leche y donas.

HORNEA EN SU HOGAR

Ante la necesidad de generar ingresos, Víctor invirtió en sus propios hornos e instrumentos. Desde hace dos años, trabaja desde su casa, donde también recibe a sus clientes.

Ya tengo dos años aquí. Nos levantamos a las 5:00 de la mañana para amasar, al mediodía cocemos el pan y lo horneamos”, explicó, “para la tarde ya está listo y salgo a vender aquí mismo o en untriciclo”.

Víctor Manuel recordó que perdió su brazo en 2004 mientras trabajaba impermeabilizando domicilios en Álamos,Sonora.

Durante un servicio, tocó accidentalmente un cable de alta tensión, lo que le provocó la pérdida de su extremidad derecha.

UN DESAFÍO, PERO NO IMPOSIBLE

Reconoce que amasar y trabajar con un solo brazo es un desafío, pero su pasión por la panadería y el deseo de continuar con la tradición de su padre lo motivan a seguir adelante, a pesar del esfuerzo que implica el oficio.

Sí es cansado, pero hay que trabajar”, expresó, “también me gusta mucho, es algo con lo que crecí. Mi padre me enseñó todo y aquí sigo sus pasos. Mis hijas también me ayudan cuando pueden”.

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