Los sueños de Daniel no tienen fronteras
Originario de Chocamán, Veracruz, viaja por México con sus malabares
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HERMOSILLO, SONORA.- Desde hace poco más de dos semanas, Daniel Luzanio Arellano ha llevado su talento a las calles de Hermosillo, realizando malabares para los conductores en distintos cruces de semáforos.
Originario de Chocamán, Veracruz, Daniel ha recorrido diversos estados del país trabajando como malabarista, además de vender artesanías en macramé y palma.
Sin un destino fijo, su vida ha sido un viaje constante. A sus 29 años, ha vivido en distintas ciudades como Cancún, Isla Mujeres, Tabasco, Ciudad de México, Querétaro, Pachuca, Guadalajara, Culiacán y ahora Hermosillo.
Me debo sentir cómodo en algún lugar, no importa el tiempo, me puedo ir mañana o en diciembre, no tengo una fecha límite. Apenas tengo como 15 días aquí en Hermosillo”, expresó.
BRILLA EN LOS SEMÁFOROS
En busca de compartir su talento, Daniel realiza una compleja rutina de malabares en distintos puntos de la capital sonorense. Con gran destreza, combina pinos de boliche, un paraguas que sostiene con la boca y un balón de fútbol que gira en la punta de este.
Aunque no tiene un punto fijo, se le puede ver en cruces como Pino Suárez y Obregón, bulevar Eusebio Kino y Revolución, así como en Solidaridad y Progreso.
Su habilidad y pasión por el arte se la debe a su hermano mayor, Ignacio Luzanio Arellano, herrero de profesión en Chocamán, quien fue el primero en enseñarle a hacer malabares ya perfeccionar su técnica.
“Al principio hacía estatua humana, también sé hacer artesanía con palma y macramé. Mi hermano fue quien me enseñó malabares y desde ahí me salí a la calle. Comencé a trabajar en los semáforos y llevo como ocho años así”, relató.
RUTINA BAJO EL SOL SONORENSE
Daniel trabaja todos los días, mayormente por las mañanas, para evitar el intenso calor característico de Hermosillo.
“Le dedico entre cuatro a cinco horas, porque el Sol es difícil. Trato de que en la hora de más calor, irme a casa a descansar. Por lo regular, me pongo a las 9 de la mañana, pero no tengo un horario fijo”, mencionó.
En cada ciudad donde llega, su primer paso es alquilar un lugar donde dormir, explicó, luego, compra una bicicleta para transportarse y, al mudarse a otro destino, la vende para financiar su viaje.
SUEÑOS SIN FRONTERAS
Después de 15 días en Hermosillo, Daniel sigue con la meta de conocer más ciudades en México, incluyendo la frontera, como Nogales, así como otros estados del norte como Monterrey y Chihuahua.
“Me muevo para conocer lugares, ahorita puedo agarrar un avión e irme para Quintana Roo”, agregó, “quiero conocer Monterrey, Monclova, Chihuahua, Nogales… algún día se va a hacer, y también quiero ir a otro país, como Europa y África”.
A donde sea que llego lo primero que busco un lugar donde rentar y dormir. Ya ahora que tengo eso, me compro una bicicleta, es lo que hago siempre y cuando me voy a otro lugar la vuelvo a vender, sólo la uso para moverme por las ciudades”.
No hay un mal día, todo depende de tu actitud, porque por ejemplo si no me fue bien y no tengo ni un peso y tengo trabajando una hora, no me puedo ir a mi casa, tengo que tener una buena actitud para que la gente te apoye”
— Daniel Luzanio, de 29 años.
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