‘Escúchame’, la reflexión de los menores sobre la violencia en Hermosillo y Nogales que Nohora Niño Vega plasma en un libro
Con cada grupo de menores se trabajó alrededor de seis meses, donde semana a semana se les otorgaban actividades pedagógicas, lúdicas y recreativas.

HERMOSILLO, Sonora.- — La investigadora del Colson y profesora investigadora por México, Nohora Niño Vega, presentó el libro 'Escúchame', donde publica un estudio de tres años con menores de Hermosillo y Nogales, y su reflexión sobre la violencia.
Se desarrolló entre el 2021 y el 2024, y escogimos Hermosillo y Nogales porque son de las ciudades más afectadas por la violencia. Hubiéramos querido hacerlo también en Cajeme, pero por cuestiones de seguridad fue muy complicado poder coordinarlo.
“Este proyecto estudia las dinámicas de la producción y reproducción de las violencias en Sonora, desde la experiencia de vida de los niños, niñas y jóvenes, y tiene como objetivo analizar las formas en que se desencadenan distintas violencias en contextos de criminalidad y su impacto en los niños y jóvenes”, explicó.
80 menores participan en “Escúchame”
El estudio tuvo como objeto de análisis a 80 menores, entre los 8 y 17 años de edad, de diferentes colonias problemáticas de la capital del Estado, la Costa de Hermosillo y periferias de Nogales.
Entre las dificultades de realización, contó que, además de la inseguridad de las distintas zonas, fue complicado tener acceso a los menores, ya que por la pandemia estaban cerradas las escuelas y tuvieron que desplazarse a áreas de convivencia para poder trabajar con ellos.
Tocó moverse a espacios comunitarios donde se estuviera trabajando con niños y niñas, pese a la pandemia, y así fue como nos acercamos a algunos lugares de difícil acceso, lugares complejos por las situaciones de criminalidad que se viven allí, pero donde había acciones comunitarias de tipo religioso, las cuales nos permitieron hacer este trabajo”, relató.

Con cada grupo de menores se trabajó alrededor de seis meses, donde semana a semana se les otorgaban actividades pedagógicas, lúdicas y recreativas, para poder conocer la situación de cada uno, su percepción sobre la violencia y las áreas de vida, así como la reflexión que tenían sobre estas situaciones, expuso.
¿Cómo identifican los niños la violencia?
A través de estas reflexiones, dijo, los mismos menores aprendieron a identificar la violencia, razonarla como tal y también expresaron sus propias ideas sobre cómo mejorar sus entornos y su calidad de vida.
“En Nogales, por ejemplo, una adolescente manifestó haber estado vinculada con lo que llaman un ‘Sugar Daddy’, que en el caso de alguien menor de edad hablamos de un explotador y un pederasta.
Ella contaba esto con mucha vergüenza, pero además responsabilizándose a ella misma y no al abusador. Sin embargo, en la creación del violentómetro, hecho por niños y adolescentes, ella dice: ‘Los sugar daddy también son violencia’. Entonces, pasó de pensar que era la responsable a asignarle un lugar al acto violento que vivió”, describió.
Este tipo de acciones, además de otras situaciones compartidas por los mismos niños, como su percepción sobre las desapariciones, el consumo de sustancias, su necesidad de una familia estable o la economía y los grupos de poder, dan constancia de la necesidad de políticas públicas que mejoren la calidad de vida de las familias, pero sobre todo que protejan a los niños como figuras de vinculación en una comunidad, compartió.
El libro ya está disponible en la red de publicaciones del Colegio de Sonora de manera gratuita y contará con tres presentaciones el próximo 3 y 4 de abril, por parte de la Secretaría de Educación y Cultura y la Escuela Normal del Estado, para poner a disposición de la población las historias de muchos de los menores que participaron en el estudio.
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