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El Imparcial / Sonora / notamigracion

Una inmensa “alfombra” de pitahayas

Frías mañanas y hermosos atardeceres, son armonizados por el canto de aves que vuelan sobre imponentes cactáceas que asemejan un ejército de gigantes soldados encargados de vestir de verde el desértico paisaje.



Junto al litoral del Sur de Sonora estas cactáceas dan vida a una región pocas veces explorada por el hombre: Navopatia.



En el extremo más lejano al Sur de nuestra entidad, justo en la frontera con Sinaloa, existe esta pequeña comunidad que tiene apenas unas doce viviendas y muy pocos habitantes; la cual pertenece al Municipio de Huatabampo.



Este solitario lugar está rodeado por el más denso bosque de pitahayas en el mundo, según indicó el investigador Adan Hannuksela, director de Investigaciones en la Estación de Campo Navopatia.



Con más de 800 especies de plantas, más de 260 especies de aves, además de reptiles, mamíferos e insectos, lo convierten en el único lugar en el mundo con estas características.



Pero además de este sorprendente paisaje espinoso en Navopatia, hay también hermosas playas, islas y esteros, por lo que aventurarse en un bote o kayak es casi obligado.



Al Este se encuentra el Estero Agiabampo, para llegar hay que flotar en el mar, adentro la abundancia de mangle convierte a este sitio en una especie de laberinto, no es necesario utilizar los remos, ya que tirar de las ramas es suficiente para tomar impulso y recorrer la zona Norte del manglar.



Más al Sur de la región, cerca de la bahía y casi llegando a Sinaloa está la Isla Pájaros, un pequeño santuario para patos bobos y otras miles de aves que llegan aquí a empollar y mantener viva su especie.



El mágico lugar no sólo colinda con Sinaloa, La Boca es el punto donde las tranquilas aguas de la playa de Navopatia y el Estero Agiabampo chocan con las fuertes olas que vienen del Mar de Cortés.



Para llegar aquí, es necesario navegar en bote por algunos minutos, es el punto más lejano.



En el trayecto es común que las gaviotas vuelen sobre la embarcación y que delfines se acerquen a jugar con los turistas; aunque también puede ser que la suerte no favorezca a los visitantes y sólo se puedan ver las aletas de los mamíferos acuáticos a larga distancia, como fue nuestro caso.



Antes de seguir el recorrido y ya encaminados por esa zona, hay que caminar por las playas vírgenes de la Isla Mazocarit, donde el agua transparente del océano, la blanca arena y verde vegetación, son el lugar indicado para que aves vivan en paz, lejos de la presencia humana.



Todo esto es parte del maravilloso recorrido natural que se puede experimentar en Navopatia, pero para apreciar cada uno de los elementos que conviven ahí, es indispensable contar con la experiencia de un guía.



La estación de Campo Navopatia, un pequeño campamento dedicado a enseñar la historia de la naturaleza, hay oportunidad de aprender sobre conservación, educación ambiental, aves terrestres y acuáticas y vegetación.

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