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Perritos de la pradera, jardineros de los pastizales

Perritos de la pradera, jardineros de los pastizales

Antes de ir a buscar comida en los pastizales, alrededor de las 7:00 de la mañana, un roedor sale de su madriguera para asegurarse de que no existan amenazas, minutos después empiezan a salir los grupos familiares de perritos de la pradera cola negra (Cynomys ludovicianus).



Estos pequeños roedores son una especie prioritaria para Naturalia A.C. en el rancho Los Fresnos, ya que forman parte de los pastizales, y mantienen con vida este ecosistema por ser parte de la cadena alimenticia de animales como aves rapaces, linces, águilas y coyotes.



Gerardo Carreón, director de Conservación, comentó que dan sustento a otras especies, pero desafortunadamente en esta región cada vez son más pequeñas las poblaciones.



“Por lo que Naturalia monitorea la colonia para determinar el número de especies, ver cómo se está dispersando en esta área, si crece o se mantiene y tomar algunas acciones para que esta especie se conserve durante más tiempo.



“Aquí en Sonora desde 1993 se encontraron dos colonias, una llamada La Meza, era una colonia de aproximadamente 400 individuos según estudios en el año 1999 ó 1998 y ocupaba casi 130 hectáreas, pero en años recientes la colonia desapareció, se hizo una captura de perritos y creemos que no se le dio seguimiento a los que quedaron”, agregó.



La otra colonia esta ubicada en el rancho Las Palmitas, propiedad de Alejandro Miranda, quien colabora en la conservación de esta especie, ésta tiene una superficie de 54 hectáreas, con alrededor de 280 ejemplares y lamentablemente es la última que queda en Sonora.



“Nuestro interés como organización civil en colaboración con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas es evaluar cuáles son esas amenazas que actualmente persisten para tratar de prever y crear otras colonias que nos sirvan como reservorio en dado caso que aquí se pudiera presentar una amenaza que acabe con la colonia”, comentó Carreón.



Camuflajeados con el dorado color de los pastizales, los perritos de la pradera asoman sus cabezas por los montículos de tierra que rodean la entrada a sus madrigueras, emiten chillidos similares a agudos ladridos para comunicarse, libres de amenazas se alejan de la seguridad de sus hogares para comer.



“El interés es conservar esta especie porque es representativa de los pastizales, proporciona gran ayuda para regenerar los pastos, crean bancos de semillas, permiten la aireación del suelo y sirven a otros depredadores, la presencia de las águilas reales en esta región se debe en gran medida a la presencia de estos roedores”, agregó.



La Amenaza



La principal amenaza a la que se han enfrentado estos roedores es al exterminio por parte de los rancheros, quienes los ven como competencia directa contra el ganado por ser también consumidores del pasto, por lo que han sido envenenados o cazados.



“Afortunadamente estamos trabajando para informar a los ganaderos cuál es el papel que cumplen los perritos en estos ecosistemas y que mantienen toda esta diversidad de pastos nativos que a fin de cuentas aprovecha el ganado”, dijo Carreón.



El objetivo de trabajar con los perritos para Naturalia, es crear una nueva colonia en la reserva Los Fresnos, es decir, trasladar a un número de perritos al interior del área natural protegida, para conservarla y protegerla.



“En un dado caso de que aquí pudiera haber una amenaza como sequías prolongadas que ocasiona falta de alimento, allá podamos inclusive suplementarlos con alimento y que la población no disminuya ni desaparezca”, indicó.



Para la conservación de esta especie dentro de la reserva Los Fresnos, se han destinado más de 300 hectáreas protegidas con cercos, y que cuentan con las condiciones necesarias y similares a la original, como el tipo de suelo, una pendiente adecuada y la diversidad de pastos nativos.



Para realizar este proyecto, hay que realizar una serie de monitoreos previos durante varios meses, contabilizar el número de ejemplares en la colonia, acostumbrarlos al trato humano y capturarlos para posteriormente moverlos a la nueva colonia dentro del ANP.



Daniel Toyos, técnico de área en la reserva, detalló el proceso que realizan durante tres días cada mes.



“En el monitoreo del perrito lo que tratamos de hacer es llegar a las 7:00 de la mañana para realizar el monitoreo por cuadrantes, cada cuadrante es contado por una persona en el centro del lugar, esto hace que cuentes todos los perritos que hay en un barrido, esto se hace cada 15 minutos y se hace de las 7:00 a las 10:00 a.m. y salen como trece conteos para saber cuántos animales tenemos en la colonia”, añadió.



Durante estos conteos se aprovecha para darles suplemento alimenticio, lo que brinda beneficios en crecimiento, fortalecimiento y reproducción.



No cabe duda que ver correr a estos graciosos roedores de un lado a otro en busca de alimento y escucharlos ladrar es una experiencia que vale la pena disfrutar.

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