Contaminación del Río Sonora “ahorca” la economía en Huépac
Junto con la agricultura y la ganadería, la elaboración y venta de productos caseros ha sido por décadas otra de las actividades básicas en el Río Sonora, y de la misma manera quienes se dedican a ella fueron afectados por la contaminación de hace un año.
Así ocurrió con Leticia Villa Quijada, quien desde hace al menos 10 años es conocida en El Ranchito de Huépac por la venta de pan, alimento que comenzó a producir porque los gastos en su familia eran altos, sobre todo por tener un hijo con discapacidad.
El problema para ella, como para muchas otras personas que comparten su oficio, fue que al derramarse los metales pesados sobre el cauce del río sus ventas disminuyeron por el temor que había al agua contaminada.
“La gente ya no quería comprar el pan porque decía que estaba amasado con agua del río y tenía miedo, y aparte por la cuestión económica que se vino pues ya mucha gente ya no lo compraba y lo dejé de vender”, recordó.
Fue hasta cinco o seis meses después que pudo retomar la elaboración del producto, negocio por el cual, asegura, no le han entregado el apoyo del Fideicomiso Río Sonora a pesar de que siempre se ha anotado en las listas.
Inconforma entrega del recurso
Expresó que en la entrega del recurso ha habido irregularidades a la vista de todos los habitantes del pueblo, pues muchos de los que sí recibieron el dinero son personas originarias de la región más no residentes establecidos.
“Con el solo hecho de que no están aquí no pasaron la contingencia, no tenían por qué haberles dado el dinero a ellos, y nosotros que sí la pasamos, que la batallamos, nos dejaron fuera”, externó Villa Quijada.
Su principal preocupación es su hijo Felipe, él tiene 14 años de edad y sufre de discapacidad visual y neuromotora, nunca ha probado el agua de la llave y desde el último mes ya ni siquiera puede usarla para bañarse porque le ocasiona llagas en la piel.
Es por ello que aunque en su casa ya se compraba agua purificada desde antes del derrame, en el último año se ha vuelto todavía más indispensable y los siete garrafones, cada uno por un costo de hasta 28 pesos, ya no son suficientes para una semana.
“(Afectó) en la cuestión económica más que todo, y se batalla por el agua, porque el muchacho que vende no se da abasto y viene una vez a la semana, nosotros hay veces que tenemos que ir hasta Aconchi y ya son gastos extras que se van haciendo”, añadió la madre de familia.
Pierde toda la siembra
Del otro lado de Huépac, en la salida hacia el Norte, se ubican algunos campos de cultivo, entre ellos, el de César Félix Méndez, quien a causa de la contaminación perdió el año pasado toda su siembra de maíz.
Félix Méndez, de 45 años de edad y padre de cuatro hijos, recibió de parte del Fideicomiso menos de 60 mil pesos por su oficio de ganadero y agricultor, pero calcula que tan sólo por el maíz perdió alrededor de 70 mil pesos.
Mientras recolecta algunos chiles y pepinos señala también la cercanía que su tierra tiene con el río y la desconfianza que ahora tienen las personas ante cualquier producto de esa región.
“No crean que se vende igual que como lo vendíamos la vez pasada, ya no se vende igual, de este producto que estamos cosechando ahorita hemos cosechado poco, pero pues no se vende como en años pasados”, lamentó.
Escasea el trabajo
José Adrián Méndez Maldonado es otro de los habitantes de Huépac afectados por la contingencia. Se dedica a diferentes oficios como la albañilería y el trabajo en el campo, pero todo ha ido a la baja.
Además, para él y su esposa también representa un nuevo gasto el consumir agua purificada; no quieren tener problemas en su piel como han visto que ocurrió con otras personas, sin embargo, no siempre pueden comprar los garrafones.
“Ahí donde vivo yo hicieron un pozo y duró unos días nada más prendido, luego lo apagaron y echaron otra vez a andar los pozos viejos, son los que están trabajando ahorita, muchos que no podemos comprar agua tenemos que tomar de eso”, dijo.
En los primeros días luego del derrame había varias personas que trabajaban en la toma de muestras y limpieza del río, pero tras un año, coinciden los pobladores de Huépac y sus localidades, los resultados y la situación actual son desconocidos para muchos.
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