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Doña Victoria es 'la curandera milagrosa'

Doña Victoria es 'la curandera milagrosa'

Por muchos años la salud de la comunidad también ha dependido de los curanderos, yerberos, sobadores y hueseros, entre otros.



Estas personas todavía cuentan con el respeto y la confianza de muchos sonorenses.



Después de mucho tratar una fuerte infección en el estómago del pequeño Andrés, su mamá Maribel Rosales lo llevó con Victoria García Román, quien con sólo tres sesiones de sobarlo lo alivió, y hoy el pequeño de 6 años goza de perfecta salud.



Nació con una estrella dibujada en su mano que le ha dado el don de curar a doña Victoria, asegura, quien desde los 10 años de edad se ha dedicado a sobar y aliviar diferentes enfermedades, quien hoy a sus 76 años todavía se siente con el ánimo de atender a todo aquel que la visita.



“Mi mamá era curandera y descubrió que yo podía curar con la mano en la que tengo la estrella, siempre me traen niños y me visitan personas que con medicinas no se pueden curar, yo los alivio”, expresó.



A la orilla del canal del poblado Predio Argentina, frente al Campo 2, se encuentra ubicada la humilde casa de doña Victoria, en la que desde temprano alista su cuarto para que se encuentre lista por si algún cliente la visita en busca de algún remedio para su salud.



De Tijuana, Nogales, Ciudad Juárez y de las ciudades vecinas han arribado a la casa de la curandera, quien ha aliviado a personas con problemas para embarazarse, en la vejiga, mollera caída, así como dolores en diferentes partes del cuerpo.



“Hace 3 años tuve un caso con una señora que intentó por todos los medios embarazarse, vino conmigo a que la sobara y gracias a Dios hoy ya tiene una niña a la que le puso mi nombre en agradecimiento”, manifestó la curandera.



Su casa no tiene dirección exacta, pero toda aquella persona que busca de sus remedios basta con que pregunte en el Campo 2 por doña Victoria y cualquier habitante del poblado les da un Norte de cómo llegar a su vivienda.



Vive con su esposo, ya mayor, y es vecina de su único hijo, quien procreó a sus tres nietos que se han convertido en su gran ilusión, ya que todo el tiempo están pendientes de ella.



“Mi nuera y mis nietas son quienes me traen desde Obregón las pomadas y el alcohol que necesito para aliviar a mis clientes, ya nomás se me acaba, les hago el pedido y pronto me consiguen y me traen”, externó.



No cobra, ella pide que le den lo que sea de su voluntad, sugiere tres sesiones como tratamiento para aliviar los males que padecen, hay quienes le pagan y otros le dan sólo las gracias, pero su mayor satisfacción es aliviar con su don a quienes la buscan.



Decenas de casos han pasado por sus manos, que se han convertido en parte de su historia de vida, y por ello es reconocida como doña Victoria, la curandera milagrosa.

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