VIDEO| “Salpica” a Villa sangre inocente: Sin deberla ni temerla, alrededor de 100 hombres fueron extraídos de sus hogares en San Pedro de la Cueva en 1915
Historiadores relatan que el general revolucionario manda a fusilar a todos los hombres de San Pedro de la Cueva para vengar la muerte de algunos de sus soldados.<br />
SEGUNDA DE TRES PARTES
La noche del 1 de diciembre de 1915 los habitantes de San Pedro de la Cueva vivían un momento de angustia y terror tras la llegada de una parte de las tropas de Francisco Villa.
Ese día por la mañana unos hombres habían disparado al contingente que se acercaba al pueblo y habían matado algunos de los soldados, al confundirlos con gavilleros.
El investigador y analista político, Nicolás Pineda relató que a finales de noviembre de 1915, Francisco Villa y su ejército también conocido como los Dorados del Norte, perdieron una batalla contra el régimen constitucionalista en Agua Prieta y Hermosillo, y decidieron moverse hacia Chihuahua por la ruta del Río Yaqui.
“De acuerdo a lo que dice el investigador Thomas H. Naylor, Villa se descontrola en varios sentidos: En saber qué hacer y en sus ideas, sus emociones.
“Primero va para el Norte, por Querobabi, luego va para el Sur por La Colorada, donde se reagrupan y ahí matan a los comerciantes chinos, de una manera muy cruel, no sé si para quitarles dinero y siguen hacia Chihuahua, agarran hacia el Oriente”, explicó.
Aproximadamente con 3 mil hombres, Pancho Villa llega a Mátape y decide enviar a un grupo de soldados con artillería a San Pedro de la Cueva, mientras otro grupo se instala en Batuc y él comanda otra tropa que se dirige a Suaqui, explica.
Pineda Pablos destacó que para esos días, los residentes de San Pedro de la Cueva estaban hartos de los gavilleros que llegaban al pueblo a saquear las casas y robar las provisiones, por lo que un grupo de unos 40 hombres decidió tomar sus armas y defenderse.
En San Pedro de la Cueva no estaban enterados de que iba a llegar una fracción del ejército de los Dorados de Villa y al verlos, piensan que es una gavilla de bandidos.
“Entonces, cuando empieza a llegar una sección de artillería a San Pedro de la Cueva, al mando de un coronel (Macario) Bracamontes, que era sonorense, los pobladores los reciben a balazos y matan a algunos (villistas), entre doce y 17 soldados”, indicó.
QUERÍAN DEFENDER AL PUEBLO
De acuerdo con los relatos escritos y testimonios recabados por la cronista vitalicia municipal de San Pedro de la Cueva, María Esther Noriega Encinas, su bisabuelo, Mauricio Noriega, tuvo una participación importante pues fue uno de los que se habían armado para defender a su gente de los gavilleros.
Platicó que en una carta de uno de sus familiares que sobrevivió a la masacre, escribió que el 1 de diciembre de 1915 el grupo de pobladores decidió armarse con la poca artillería que tenían y defender su patrimonio contra los ladrones, todo esto, con consentimiento del entonces presidente municipal.
“Pusieron a una persona que vigilara en el Cerro del Cajete y ese vigilante era mi bisabuelo Mauricio Noriega porque de ahí se puede ver todo el lado Norte y Oeste del pueblo, y por ahí era por donde entraban los gavilleros.
Cuando él divisó la polvareda, bajó del cerro y les avisó a los hombres que parecía que ya venían los gavilleros nuevamente a asaltar el pueblo y se fueron con sus carabinas y les empezaron a tirar desde el cerro”, dijo.
PRIMERA PARTE: San Pedro de la Cueva, el pueblo víctima de Pancho Villa
DECIDEN HUIR
Al poco tiempo los pobladores se empezaron a quedar sin municiones y el contingente que se acerca al pueblo cada vez se hacía más grande y decidieron optar por la retirada y huir hacia el monte, pues se habían dado cuenta que los supuestos gavilleros era una parte de la tropa de la División del Norte.
La cronista comentó que Bracamontes, quien lideraba la tropa de Villa, logró llegar a un acuerdo con los pobladores y aceptó que se había tratado de un malentendido, pero un mensajero se adelantó y le avisó al general Villa lo ocurrido.
Pancho Villa ya estaba en Suaqui y mandó a decir que encerraran a todos los hombres del pueblo, y que él vendría al otro día personalmente a matarlos a todos, que no iba a dejar ni raza, principalmente a los Noriega, la familia de mi bisabuelo paterno, quien bajó a decirles que venía una gavilla”, señaló.
La cronista mencionó que una de las razones principales por las que Villa se habría enfurecido es porque entre los soldados asesinados estaba un sobrino de él.
OJO POR OJO…
Localizado a 157 kilómetros de Hermosillo, Sonora, San Pedro de la Cueva contaba en ese entonces con una población de entre 900 y mil 200 habitantes, y según la cronista del pueblo, Villa tenía la intención de acabar con todos ellos.
Pero fue gracias al coronel Bracamontes que el líder de los Dorados del Norte no asesinó a mujeres ni niños, aunque se dice que Villa sólo buscaba con quién desquitarse por no haber podido tomar la capital del Estado tras su derrota en El Alamito.
recibió dos impactos de bala
El 1 de diciembre, la tropa entró al pueblo con sus heridos y entraron a las casas. Una de ellas era propiedad de Ángel Duarte, mi bisabuelo. Entraron tumbando puertas, enojados, invadiendo y pues la gente asustada, no sabían de qué se trataba.
“Comenzaron a saquear las casas, documentos, lo que fuera. El testimonio que escribió un tío abuelo, dijo que en su casa le tumbaron cinco o seis puertas, voltearon todo los baúles que tenían, sacaron todos los papeles y ahí llegaron los primeros soldados ordenándole a mi bisabuela que curara a los heridos, que los lavara”, relató Noriega Encinas.
La tropa de aproximadamente 3 mil soldados tomaron el pueblo y a su gente, agregó, pues venían enfurecidos y con órdenes de Pancho Villa de que arrestaran a todos los varones del pueblo y los encerraron toda la noche en tres casas grandes, cercanas a la iglesia.
Eran las 7:00 de la mañana cuando vino Villa al pueblo y entró por una cuesta que está en el lado Sur, y entró gritando: ‘¡Salgan, acá y allá, que ahorita los voy a matar!’, tirando balazos a las casas, a las puertas. Los mismos sobrevivientes contaron.
Una señora agarró a sus hijos, porque pasó por su casa, los envolvió en un petate y los puso detrás de la puerta y él (Villa) tiró los balazos a la casa, y la que recibió los tiros fue la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de la Luz. Ahí están los impactos que fueron proporcionados por Pancho Villa y también el petate”, manifestó.
María Esther Noriega aseguró que hay decenas de historias y testimonios descritos en las cartas que algunos sobrevivientes a la masacre escribieron a puño y letra, con el fin de que se supiera el terror que habían vivido aquel sangriento día.
Sin deberla ni temerla, alrededor de 100 hombres fueron extraídos de sus hogares por la tropa villista y encerrados por varias horas en espera de ser fusilados frente a la pared de la iglesia de San Pedro Apóstol.
Llegó Villa, los hombres ya estaban encarcelados y los pusieron en la pared del lado Oeste de la iglesia, donde se halla actualmente la casa cural, explicó Noriega Encinas.
Los iban sacando (para fusilarlos) de seis en seis porque Villa así dio la orden y las mujeres gritaban y lloraban por sus esposos, hijos, sobrinos... así de horrorosa estuvo esa noche”, narró la cronista.
MAÑANA…
EL MÁRTIR DEL PUEBLO
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