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El Imparcial / Sonora / Etnia Yaqui

Ian Almada García; el niño yaqui de 12 años que preserva la tradición de la Danza del Venado

El pequeño se inició como danzante a los 3 años para pagar una manda.

CIUDAD OBREGÓN.- En medio de las dificultades de su pequeña vida, a los 3 años de edad, Ian Almada García comenzó a ser “venado” como una manda para pedirle a Dios, la Virgen de Guadalupe y el Juya Ania que su padre, Fidencio Almada, pudiera salir de la cárcel; actualmente forma parte del grupo de danzantes más jóvenes de la etnia.

Desde entonces han pasado nueve años y a la fecha no solamente ejecuta la Danza del Venado sino también ha aprendido otras importantes para su tribu, como es la de los matachines.

El pequeño, de 12 años de edad, originario de la Loma de Bácum, compartió que se siente orgulloso y feliz de poder ser danzante, ya que, también está siguiendo la tradición de su familia, donde su padre danzaba y sus tíos y abuelas son cantores.

Recordó que previo a iniciarse como “venado”, su padre le enseñó los principios sobre esta danza, porque él también la realizó durante muchos años.

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Desde sus inicios a la fecha, resaltó, cada que la ejecuta pide a Dios, la Virgen de Guadalupe y el Juya Ania, que es el mundo del monte donde descansan todos los ancestros yaquis, la liberación de su padre, que aunque aún no se ha logrado cada vez está más cerca.

Al principio, expresó, tuvo dificultad para replicar lo que sus guías le enseñaron y que tardó alrededor de dos semanas en hacer los movimientos correctamente.

Cuando empecé, empecé a batallar, no sabía nada, no podía bailar bien, ya después como a las dos semanas ya empecé a bailar bien, y así, ahora si bailo bien, cuando eres la Danza del Venado, haz de cuenta bailas como si fueras un venado, y el matachín es diferente, bailas moviendo un pie y en una mano una maraca”, indicó.

PRESERVA TRADICIÓN

Conoce a muchos niños y adolescentes que también saben estas celebraciones, subrayó, sentirse parte de ellos lo hace sentirse muy orgulloso, pues están ayudando en la preservación de sus usos y costumbres.

Cuando sea más grande le gustaría poder ser chapayeca, que es un fariseo, y participar en todas las celebraciones de Semana Santa de la iglesia de su pueblo, señaló, también estudiar medicina y convertirse en un doctor que atienda a las comunidades yaquis.

Añadió que además quiere seguir el ejemplo de sus padres, quienes durante toda su vida han luchado en defensa del territorio y recursos naturales de la etnia yaqui y servir de guía para su hermano menor, Iván.

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