“Vientos de cambio” dejan atrás a viejos molinos en Navojoa
Durante gran parte del siglo pasado fueron usados para la extracción de agua de pozos y había por todas partes.
NAVOJOA, Sonora.- La “Papalotera” ciudad de Navojoa, así se refieren algunos adultos mayores a esta ciudad y es que así se le conocía por la abundante cantidad molinos de viento, conocidos popularmente como papalotes en la región, que se tenían para la extracción de agua de los pozos, manifestó Francisco Félix Gastélum.
Fueron cientos de molinos de vientos los que se levantaron por el municipio a finales de 1914 cuando era necesario abastecerse de agua mediante la extracción de pozos y quienes no podían o no tenían este sistema compraban a un vendedor que en mulas distribuía el vital líquido que recolectaba del río Mayo, narró el historiador local.
Cuando surgió la población (del nuevo Navojoa) a finales de 1914 que se hizo el cambio de Pueblo Viejo, a donde ahora es la ciudad por la inundación, Navojoa no contaba con servicio de agua potable, entonces el agua potable se extraía de pozos mediante los papalotes”, agregó.
Fue hasta 1946 cuando la ciudad contó con servicio de agua potable, añadió, incluso era novedad que en la Plaza 5 de Mayo se colocó un monumento tipo bebedero para que las personas tomaran agua.
De esos gigantes que hicieron que Navojoa se ganara el mote de “ciudad de los papalotes” sólo quedan algunos como adornos y como vestigio de parte importante de la historia del municipio, apuntó.
“Ciudad de los papalotes, la papalotera ciudad de Navojoa, son algunos de los apodos que se ganó la ciudad por estos molinos de viento que en su momento sirvieron para abastecer de agua en algunas casas o domicilio donde tenían la manera de contar con este sistema”, apuntó.
MÁS QUE HISTORIA
De esos cientos de papalotes ahora quedan unos cuatro, mencionó Lombardo Ríos Ramírez, historiador y antropólogo, uno está ubicado por la calle Mina y García Morales, otro por la calle Hidalgo casi esquina con García Morales en la colonia Centro de esta ciudad.
Utilizaban energía eólica. Del pueblo nuevo de Navojoa quedan esos vestigios que al contemplarlos cuentan la historia de la ciudad, de esos molinos de viento sólo quedan algunos”, expresó.
Dijo que es importante preservar estos objetos, aunque algunos de los pocos que quedan se encuentran en terrenos particulares y que sí son valorados por los propietarios quienes los conservan como antigüedades y parte de la historia de la ciudad.
“Los molinos de viento no son sólo estructuras metálicas que se elevan sobre el horizonte. Son testigos de la historia, embajadores de la cultura y guardianes de la relación entre la tierra y el viento. La ciudad continúa escribiendo su historia con la danza constante de estas majestuosas máquinas, recordándonos que la innovación y la tradición pueden coexistir en perfecta armonía”, expresó.
Este sistema es un ejemplo, dijo, pues usaban energía limpia para la extracción del vital líquido, algo que sería de mucha utilidad en estos tiempos donde la contaminación y sobreexplotación de los recursos daña cada vez más el ecosistema.
Son energías limpias, amigables con el medio ambiente, sería muy bueno que hoy en día se utilizaran o regresaremos a esos métodos”, mencionó, “y Navojoa aún obtiene su agua potable de la extracción de pozos, pero ahora con métodos modernos”.
POR MUCHOS AÑOS
Leobardo Vidal Tellechea recordó que con un molino de viento que funcionaba con bombeo por la fuerza eólica se abastecían de agua en su domicilio ubicado por la calle No Reelección, entre Matamoros y Mina, en la colonia Centro de la ciudad.
Josefina Miranda, de San Ignacio, recordó que en la casa paterna también contaban con un “papalote” para extraer el agua de las entrañas de la tierra, sistema que utilizaron por muchos años.
Ahora el agua sale negra fíjate y eso que hay más tecnología, antes sacaban el agua y limpia, fresca”, lamentó, “ahora hasta mal olor tiene el agua de la llave”.
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