Ramón Acuña “viste” la tradición de la cuaresma en Hermosillo

HERMOSILLO, Sonora.- Francisco Ramón Acuña López es un artesano miembro de la comunidad Yaqui en Hermosillo que disfruta fabricar cinturones de vaqueta para los fariseos, máscaras y adornos representativos de su etnia, ya que para él cada una de sus creaciones es una manera más de exponer su cultura y presentarla a la comunidad.

“Cada cinto que realizo es un orgullo; nos sentimos a gusto, tanto yo como los otros artesanos, de hacerlo, porque son parte de nuestras creencias; igual las gorras, los pines, hacemos también sombreros… todo nos da un sentido de pertenencia”, explicó.

Esto es lo bonito: Que a través de nuestra labor se hace un círculo de enriquecimiento cultural, para exponer quiénes somos”, agregó.

El hombre de 60 años relató que aprendió a hacer este tipo de productos desde hace 15 años, cuando otros habitantes del Coloso le enseñaron.

Desde entonces cada año, en temporada de Cuaresma, realiza un aproximado de 20 cinturones de vaqueta, algunos sombreros, gorras y otras artesanías, para que la gente disfrute de esta tradición y quiera compartirla con ellos.

“Aquí hay mucha demanda, porque el Coloso es desde siempre un asentamiento Yaqui, la mayoría del Coloso somos yaquis y el que no está rozado o casados con uno, y así ha sido siempre. Yo tengo 60 años aquí y se han mantenido las tradiciones.

“Pero además, en Hermosillo hay otros siete asentamientos yaquis, e incluso tenemos una asociación llamada Yaquis Hermosillo, donde vemos también nuestro interés de pasar nuestras tradiciones a las nuevas generaciones, pero también del turista de conocernos, y eso hace que todo valga la pena”, mencionó.

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PREPARACIÓN

Es desde el mes de noviembre que Acuña López empieza a prepararse para conseguir la vaqueta, el aluminio, las pezuñas de cerdo, todo para empezar con la creación de los cinturones.

También consigue madera para las máscaras y cuernos para los adornos; todo debe ser manejado con extremo cuidado y delicadeza, indicó, ya que es una labor muy importante.

“Al principio hacer estos productos da un ligero temor, pero nuestros maestros nos van enseñando cómo hacerlo, para nosotros a su vez transmitirlo a la misma gente”, dijo.

El artesano vende sus creaciones todos los fines de semanas en la colonia Coloso Bajo, con precios desde los 20 o 30 pesos, hasta mil 500, en el caso de los cintos.