Sufre familia haitiana “viacrucis” para llegar y lograr asilo en EU
Dondja externó que hubo muchos sufrimientos, porque en el camino fueron varias veces extorsionados por delincuentes.
NOGALES.- Tras casi siete meses de salir huyendo de Haití, por la desbordada violencia, por fin, una familia de dicho País podrá ingresar a Estados Unidos al ser aceptada su solicitud de asilo, a través de la aplicación del CBP One.
Dondja, de 35 años de edad, reveló que junto a su esposo Franz, de 35 años, y dos hijos, de 11 y 3, respectivamente, llevan varios días en esta frontera, esperando para cruzar, Dios mediante, en el transcurso de la presente semana, al ser concedida su cita por las autoridades migratorias estadunidenses.
Narró que salieron de Puerto Príncipe, el 12 de septiembre del año pasado, tomando un vuelo a Nicaragua y de ahí empezar con una larga travesía, de varios meses, llena de adversidades, cruzando por ese País, luego Honduras, Guatemala y después a Tapachula, Chiapas y, posteriormente, toda la República Mexicana, hasta llegar a Nogales.
Confió que, a pesar de ser licenciada en Psicología, al igual que su esposo, la violencia continua y extrema, además de la falta de oportunidades y condiciones, les impedía trabajar.
La violencia es muy fuerte. Todos los días secuestran y matan a la gente. Todos los días mirábamos como siete u ocho muertos al caminar por la calle. Ni mis hijos podían ir a la escuela”, comentó.
FUE TERRIBLE
Dondja externó que hubo muchos sufrimientos, porque en el camino fueron varias veces extorsionados por delincuentes y les tocó ver cómo a algunas personas que no tenían suficiente dinero, las mataban.
“Todo fue muy complicado, y ya en México pasamos por discriminaciones e incluso cuando nuestros hijos se enfermaban por las condiciones del viaje no eran recibidos en los hospitales y teníamos que conseguir dinero extra para pagar a doctores particulares.
Yo me lastimé las vértebras cervicales, tengo varias dislocadas y se me dificulta caminar. Me duele mucho. Batallo para respirar. Tengo que operarme, pero me cobraban 29 mil pesos. También los taxistas no querían darnos servicio o abusaban en los cobros. Hicimos 17 días caminando de Tapachula a la Ciudad de México”, entreveró.
Ha sido todo muy difícil, pero gracias a Dios ya les dieron la cita, resaltó como queriendo llorar, pero con sentimiento de gratitud y felicidad, al mismo tiempo, reflejado en su rostro.
¿Qué otras situaciones adversas te tocaron vivir en el camino?, se le preguntó, “fueron muchas, realmente, porque vimos mucho sufrimiento de personas que fueron secuestradas. “Pero algo muy triste y que no podíamos hacer nada, sólo abrazar a mi niña de 11 años y al niño de 3, es cuando mujeres y hasta niños eran violados, en el camino. Guatemala es muy, muy peligroso. Únicamente rogábamos que no los fueran a matar. Fue muy doloroso. Lo llevo aquí en la cabeza”, contestó afligida.
Asimismo, agregó que dentro de todo ese “viacrucis” por llegar hasta Nogales, estuvieron varios meses en la Capital del País, donde también les tocó mucha gente buena y solidaria que los ayudó con ropa y alimentos porque el dinero que traían les fue insuficiente por los engaños y abusos sufridos en el camino, porque tenían que pagar hasta para pasar por algún lugar.
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