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Con alto potencial en la industria alimentaria

Las bacteriocinas son péptidos antimicrobianos producidos por bacterias que tienen un valor significativo en diversas áreas como los alimentos, la agricultura y la salud.

Con alto potencial en la industria alimentaria

Su capacidad para inhibir el crecimiento de bacterias patógenas las convierte en herramientas valiosas para mejorar la seguridad y calidad en diversos procesos de la industria de alimentos, así como en la agricultura y la salud.

La principal característica de las bacteriocinas es inhibir el desarrollo de bacterias patógenas, es decir, aquéllas que pueden producir enfermedades.

Derivado de los riesgos que enfrenta la población mundial respecto a la inocuidad alimentaria y la salud, particularmente en el control de peligros biológicos en los alimentos, un grupo de investigadores del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) trabaja en un proyecto sobre el uso de bacteriocinas en distintas ramas.

Van más allá

Los expertos descubrieron otras actividades biológicas de estas moléculas, entre las que se incluyen aptitudes antibacterianas, antivirales, antifúngicas, antiproliferativas y promotoras del crecimiento vegetal.

El grupo de investigadores está compuesto por Cristóbal Joel González Pérez, Emmanuel Aispuro Hernández, Francisco Soto Córdova, Irasema Vargas Arispuro, Fernando Ayala Zavala y Miguel Ángel Martínez Téllez.

Dicho equipo encontró que muchas bacteriocinas pueden resistir altas temperaturas, tolerar pH ácido y ser degradadas por proteasas, características que sugieren diversas aplicaciones potenciales en la industria alimentaria, farmacéutica y agrícola.

Mejores productos

En la industria de alimentos, según los resultados de las pruebas, las bacteriocinas pueden aumentar la vida útil de los alimentos y asegurar su inocuidad; actualmente se utilizan bacteriocinas como la nisina, pediocina y natamicina como conservadores.

No sólo preservan los alimentos, sino que inhiben también el crecimiento de las bacterias causantes de enfermedades transmitidas por los mismos.

En la agricultura, las bacteriocinas pueden promover el crecimiento de plantas como tomate, maíz y soya, y actuar como agentes de biocontrol contra bacterias fitopatógenas, además de que se estudia el potencial de éstas para producir alimentos libres de agrotóxicos.

Asimismo, en el caso de la industria farmacéutica, sus actividades sugieren aplicaciones en diversas patologías como infecciones bacterianas, virales y fúngicas e incluso en el tratamiento de cáncer, en la higiene bucal y en el cuidado de la piel.

Amigos invisibles

Éstos son los principales usos de las bacteriocinas por industria:

Alimentaria: Como conservadores naturales, por su capacidad para inhibir patógenos en productos perecederos como carnes, lácteos y productos vegetales.

Agricultura: Contra patógenos de plantas, con lo que se reduciría la necesidad de pesticidas químicos y se pueden usar en el tratamiento de semillas o directamente en los cultivos.

Salud: Son exploradas como una alternativa a los antibióticos tradicionales, específicamente por su acción contra bacterias patógenas.

Fuente: CIAD

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