Cómo funcionan
El vuelo de un globo aerostático depende de principios físicos, simples pero fascinantes: el mecanismo clave detrás de su elevación se basa en el principio de flotabilidad, también conocido como el principio de Arquímedes.
Este principio establece que cualquier objeto sumergido en un fluido experimenta una fuerza hacia arriba equivalente al peso del fluido desplazado; en el caso de los globos aerostáticos, el fluido es el aire, y el globo flota al calentarlo.
Su quemador es el corazón de una nave de este tipo, el cual calienta el aire dentro de la envoltura (la parte de tela que da la forma al globo); al encenderse el quemador, el aire dentro del globo se calienta y se vuelve menos denso que el aire frío del exterior.
Este aire caliente, más ligero, hace que se eleve; el piloto puede controlar la altura encendiendo o apagando el quemador: al calentar el aire, el globo sube y al dejar que el aire se enfríe, desciende.
Otro factor crucial en el vuelo es la envoltura del globo, generalmente hecha de materiales resistentes como el nailon; está diseñada para contener el aire caliente y permitir que el globo se eleve con estabilidad.
Además, los globos aerostáticos tienen una válvula en la parte superior que permite liberar aire caliente de manera controlada para que el piloto pueda regular el descenso.
Los globos aerostáticos no tienen motores para desplazarse horizontalmente, a diferencia de los aviones; dependiendo de las corrientes de aire, el piloto ajusta la altitud para encontrar vientos que lo muevan en la dirección deseada.
Este control sutil sobre el aire caliente y la navegación por corrientes de viento es lo que convierte a los vuelos en globo en una experiencia única.
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