Acuden a la Virgen de Lourdes para pedir por su salud

Ciudad Obregón.– Como cada 11 de febrero, cientos de cajemenses acudieron a misa para conmemorar el Día de la Virgen de Lourdes, patrona de los enfermos, elevando oraciones por su recuperación y la conservación de su salud.

La celebración religiosa tuvo lugar en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, en la colonia Villa California, donde algunos fieles llegaron con muletas, andaderas, turbantes, cubrebocas y, en algunos casos, apoyados por otras personas para poder moverse y con devoción, se mantuvieron en oración durante la ceremonia.

Misa

Más de 400 personas asistieron a la misa, en la que también se llevó a cabo la unción de los enfermos con aceite bendecido por el obispo, buscando fortalecerlos física, espiritual y mentalmente en su lucha contra la enfermedad.

México | Noticias de México | EL IMPARCIAL

Otorgan la llave de la ciudad a imagen de la virgen en Zacatecas

El padre Rolando Caballero, vocero de la Diócesis de Ciudad Obregón y encargado de oficiar la misa, llamó a los fieles a creer y tener fe en la Virgen de Lourdes, asegurando que su intercesión ante Dios es poderosa y que, cuando se le pide con amor, siempre se es escuchado.

“Hay que rezarle el rosario, reflexionar en la vida de Jesús y demostrarle nuestro amor a la Virgen de Lourdes, pues ella es como una ‘tablita’ de salvación”, expresó.

El sacerdote destacó que esta celebración es muy especial, ya que recuerda a la Virgen María bajo la advocación de la Virgen de Lourdes, quien representa esperanza para quienes padecen enfermedades o atraviesan dificultades emocionales, espirituales o psicológicas.

“Muchas personas se acercan con fe a pedir por su salud para recuperarse, y quienes no reciben esa gracia, experimentan la sanación espiritual, encontrando gozo y alegría”, agregó.

También te puede interesar: “Dios los bendiga”: Sacerdote hace saludo nazi en evento anti aborto y la multitud le aplaude; su iglesia anuncia

Al finalizar la misa, se distribuyeron entre los asistentes 400 botellitas de agua bendita traída de la fuente de la Virgen de Lourdes en Francia, el lugar donde, en 1858, la Virgen se apareció a la joven pastora Bernardita Soubirous.