Es Acasio el último pirulinero que revive sabores de la infancia

Desde su casa en la colonia Jacaranda, recorre cerca de tres kilómetros diarios para vender sus dulces. — NAVOJOA.- Por las calles de esta ciudad, una figura entrañable camina cada día bajo el Sol, con un puñado de dulces que parecen salidos de otro tiempo. Son pirulís, esos caramelos de colores vibrantes que en décadas pasadas alegraban la infancia de muchos pero que hoy en día muchos niños no conocen.

Se trata de don Acasio Rodríguez Olvera, un hombre de 87 años que en sus manos carga un palo que el mismo diseño con orificios donde incrusta los pirulís que vende, oficio con el que se gana la vida desde hace décadas.

No hay quien los haga ya, sólo yo. Pero mientras tenga fuerzas, seguiré”, afirmó con una sonrisa cansada, pero firme.

El hombre, que es originario de Guanajuato, llegó a Sonora hace más de seis décadas, empujado por la necesidad.

Sonora

Exigen acotamiento en la carretera de Tesia a Navojoa

“El hambre me hizo caminar tan lejos”, dijo con voz suave, pero con la certeza de quien ha luchado toda su vida.

Encontró en Navojoa no sólo un hogar, sino un espacio para desarrollar un arte que, con el tiempo, se volvió raro: hacer pirulís.

El proceso de elaboración, cuenta, es tan artesanal como exigente. Hervir azúcar, colorearla, formar espirales perfectos a mano.

No es sólo hacer caramelos, es ponerles cariño y amor porque esto es lo que nos da de comer”, expresó el hombre que en cada dulce lleva también el peso de una historia.

LARGO RECORRIDO

Desde su casa en la colonia Jacaranda, recorre cerca de tres kilómetros diarios para vender sus dulces. Es su forma de mantenerse activo, de sobrevivir y también de compartir. Con sus ventas, gana alrededor de 300 pesos al día.

Me preguntan los niños de ahora que si qué traigo, y cuando les digo que dulces, me responden: ‘Ah, pensé que eran plumas’”, comentó entre risas.