La esperanza se “seca” en torno Pilares
Se encuentra al 2% de su capacidad, lo que afecta principalmente a productores e indígenas guarijíos

NAVOJOA.- El panorama en las comunidades aledañas a la presa Bicentenario o Pilares es desolador. La intensa sequía que golpea al Sur de Sonora ha dejado a la obra hidráulica con apenas el 2% de su capacidad, y con ello, ha frustrado las esperanzas de desarrollo y bienestar que tenían cientos de familias ganaderas e indígenas guarijíos.
Desde su construcción, concluida en 2020, la presa fue anunciada como un proyecto clave para controlar avenidas del Río Mayo, generar oportunidades de riego y llevar desarrollo a los pueblos originarios asentados en la región.
Para la construcción de este embalse se tuvieron que reubicar a 284 personas de los poblados de Chorijoa y Mochibampo. Pero la falta de lluvias ha impedido que la presa cumpla su objetivo, dejando en situación crítica a quienes dependen del agua para sobrevivir.
Pequeños productores ganaderos, como los de San Bernardo y Los Tanques han visto cómo sus animales mueren por falta de agua y alimento. La tierra está seca, los pastizales no crecen y los pozos que antes sostenían a las comunidades ahora están agotados.
SE ELEVA COSTO DE GANADERÍA
Antonio Solís Valenzuela, productor ganadero de la comunidad de Los Tanques, Municipio de Álamos, indicó que la falta de agua elevó de manera considerable los costos para mantener los hatos ganaderos.
“Tengo que recorrer cuatro kilómetros de ida y otros cuatro de regreso hasta un pozo para acarrear agua para mis animales”, señaló, “gasto gasolina, y también compro el agua”.
Además la falta de agua y alimento en los agostaderos afecta a cientos de familias que dependen de la elaboración de productos derivados de la leche de sus animales, dijo, pues cada vez producen menos.
“Ahorita es poco lo que le saco a las vacas, apenas alcanza para hacer una o dos panelas al día”, subrayó, “porque no hay alimento ni agua”.
BAJO ALMACENAMIENTO
La obra, ubicada en el Municipio de Álamos y concluida en 2021, fue diseñada con una capacidad total de 484millones de metros cúbicos de agua, pero de acuerdo al reporte Hidrométrico del Distrito de Riego 038 del Río Mayo, se encuentra con un almacenamiento de 9.8 millones de metros cúbicos.
Según el informe, la presa ha llegado a sus niveles más bajos en los últimos dos años; a la misma fecha del ciclo 2023-2024 registró un almacenamiento de 9.7 millones de metros cúbicos mientras que durante el periodo anterior a la misma fecha contaba con 366 millones de metros cúbicos. Su cortina alcanza una altura de 85 metros y una longitud de más de 500 metros, con el propósito de regular el flujo del Río Mayo, proteger a poblaciones aguas abajo de inundaciones, y beneficiar a actividades agrícolas, ganaderas y comunidades indígenas.
HAY FRUSTRACIÓN EN POBLADORES
Pero a tres años de su finalización, las expectativas puestas sobre la presa por parte de pequeños productores ganaderos e integrantes de la etnia Guarijío se han visto frustradas, lamentó Héctor Zaila Enríquez, vocero de esta etnia. Agregó que la falta de lluvias ha impedido que el embalse cumpla con su función de abastecimiento y captación, lo que ha generado preocupación y dificultades para quienes dependen del agua para sostener sus actividades productivas.
“Se dijo que tendríamos mejor acceso al agua, pero la realidad es que la sequía nos sigue afectando igual o peor”, apuntó, “siguen pendiente algunas cosas como el espejo de agua, la creación de cooperativas pesqueras”.
Temas como la vivienda, la cooperativa de pescadores, el espejo de agua, la explanada para la tienda de turismo en los márgenes de la presa “Pilares”, son algunos de los pendientes que se quedaron a medias, dijo.

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