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Hermosillo: Blanca y su esposo Cid brindan cenas a 30 niños para que duerman sin hambre

El cenador “Pancitas Llenas HMO” necesita mucho apoyo

Hermosillo: Blanca y su esposo Cid brindan cenas a 30 niños para que duerman sin hambre

HERMOSILLO, Sonora.- El haber pasado por hambre y pobreza, fue lo que alentó a Blanca Guadalupe Mendoza Burgos y a su esposo, Cid Aguirre, a iniciar un pequeño cenador comunitario para alimentar a niños de escasos recursos en su colonia.

El cenador “Pancitas Llenas HMO” inició hace poco más de un año en La Lengüeta cuando Blanca, su esposo y sus hijas, salían de una mala racha económica y se recuperaban gracias al apoyo que ellos también recibieron de buenas personas.

La joven, de 26 años de edad, platicó que cuando inició la pandemia por Covid-19, su esposo contrajo el virus y perdió el empleo, y desde ahí les empezó a ir mal económicamente y tuvieron que cambiarse de casa, ya que no podían pagar una renta cara.

Nos cambiamos a una casa en Villa Verde, hasta nos pagaron la renta, me acuerdo. De un día para otro, tuvimos todo; de pasar a tener nada, nos fuimos a esa casa. Un día estaba haciendo mucho calor y me dijo una vecina: ‘Veo que las niñas se mojan todo el día’. Le dije: ‘Pues sí, es que no tenemos abanico ni aire acondicionado y mi esposo tiene Covid’”, platicó.

LECTORES AYUDAN

La idea de la vecina de Blanca fue publicar un servicio social en las redes sociales de EL IMPARCIAL para solicitar ayuda de la comunidad, ya que no podían trabajar y tenía a sus dos primeras hijas pequeñas.

“Ese mismo día, en la tarde, me marcó una muchacha, yo estaba adentro. Por eso le pusimos (al cenador) ‘Pancitas Llenas’, porque la niña me decía: ‘Mamá, traigo hambre’, y la muchacha me dijo: ‘Ahí le llevo mandado’, y durante dos días el teléfono no me dejó de sonar.

“Pues me llenaron el cuarto, prácticamente, de mandado. Me trajeron aire acondicionado, abanicos, por eso digo que pasamos situaciones muy duras y sabemos lo que se siente, y me acuerdo mucho que mi hija me dijo: ‘Mamá, ya tengo la pancita llena’, por eso es que le pusimos al cenador así”, explicó.

LES CAMBIÓ LA VIDA

Con el paso del tiempo, Blanca y su familia se mudaron a la colonia La Lengüeta, donde actualmente viven y tienen el cenador, que surgió casi por accidente.

Nosotros nunca pensamos en tener un cenador, pero un día estábamos desayunando aquí afuera y pasó un niño, y le pidió a mi esposo un ‘huevito estrellado’, y mi esposo le dijo: ‘Pásale’. Al día siguiente llegó con sus hermanitos y dijo: ‘A ellos sí les gusta revueltos’, y al día siguiente llegó, pero con más niños, eran como siete y mi esposo mejor le dijo que se vinieran en la noche porque trabajaba y no podíamos todos los días”, indicó.

Poco a poco fueron encaminando el proyecto con recursos propios, pero gracias al apoyo que les empezó a llegar de la comunidad, Blanca y su esposo han logrado sacar adelante el proyecto con el que ayudan a 30 niños provenientes de La Lengüeta y Villas del Real.

Son niños que tienen hogar y una familia, pero de escasos recursos y que en ocasiones no pueden tener una de las tres comidas, según explicó Blanca, y el cenador es una opción para ellos.

Sentía que no estaba haciendo nada bueno con mi vida y así me siento realizada al ayudar. no podré ser doctora ni nada de eso, pero hago lo que puedo y me siento muy contenta”, aseguró Blanca.

Son niños que tienen hogar y una familia, pero de escasos recursos y que en ocasiones no pueden tener una de las tres comidas.

¿POR QUÉ UN CENADOR?

“Muchas veces los niños en todo el día no comen o nomás desayunan, y pensamos que si te duermes con hambre les duele la pancita, por eso elegimos hacer un cenador que desayuno o comida, por si no comieron en el día, de perdida se duerman con la pancita llena”, apuntó.

Dar cena a 30 niños se dice fácil, pero hay muchas necesidades y en este lugar siempre se necesita despensa.

Están invitados a apoyarnos cuando gusten. También pueden venir un día a la semana a apoyar a los niños.

Si tiene manera de apoyarlos puede llamar al 662-34310-61. Entre las cosas que se necesitan están despensa, microondas, sillas y mesas.

“Tal vez entre su familia hacer una comida y venir a repartirla a los niños”, externó, “porque sí tenemos necesidad”.

• El cenador “Pancitas Llenas HMO” inició hace poco más de un año en La Lengüeta.

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