Tradiciones: José Francisco tiene dos décadas de hacer máscaras de fariseos

Desde pequeño, José Francisco Valenzuela se involucró en las ceremonias que cada año se realizan por la Cuaresma en las ramadas yaquis en Hermosillo, pero hubo una actividad que captó su atención: La elaboración de máscaras.

Pasaron 20 años desde que hizo su primera máscara, cuando sólo tenía 17 años de edad y puede ver su evolución, cómo perfeccionó la técnica y las hace más rápido.

"Hago desde el 2001, en el 2000 salí de fariseo y al año siguiente empecé a hacer pero eran las de nosotros, ya hice muchas por allá en el 2002 cuando hacíamos diez o quince y después muchas más”, cuenta.

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En un pequeño cuarto en su casa en la colonia El Ranchito hay jóvenes que le ayudan y que poco a poco aprenden la forma tradicional de la elaboración de esta importante pieza de la vestimenta de los fariseos.

El tallado de las máscaras en sí, tardo un día, si es completa, si no, es menos”, explica, “ya armarla toda me toma más tiempo, porque todo es un proceso, pero me lleva casi dos días, un poquito más hacerla completa con todo lo que debe de llevar”.

¿CÓMO SE HACEN?

El primer paso es tomar las medidas para hacer la parte superior de la máscara, la cual está hecha de cuero de borrego, después de rasurarlo, se hace la pieza de madera la cual es barnizada.

“Luego ya las voy armando, deben de secar muy bien porque después el barniz mancha y ya la voy armando”, dice, “debo empezar a planear todo desde un mes antes, a lo mucho quince días antes de la fecha fuerte”.

Este año, José Francisco elaboró 30 máscaras para los fariseos de las comunidades de Topahue y El Tronconal, así como El Ranchito.

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Antes hacíamos unas 90 u 80, ahora ya son unas 30”, añade, “ya listas pesan alrededor de unos dos o tres kilos porque el material es ligero y tratamos de usar hule espuma y otros que no hagan mucho peso, las que sí pesan mucho son las de apaches, por las plumas”.

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GRAN TRADICIÓN

Para José Francisco el seguir con esta tradición le llena de orgullo y espera con ansias la temporada de la Cuaresma para continuar con su participación en las celebraciones.

Aprendí en la ramada que está en el Maricolo (Coloso Bajo), enfrente de la secundaria”, indica, “yo salía de cabo primero y de ahí íbamos y pintábamos las básculas, los palos y viendo empecé a hacer las primeras máscaras, no salían así como ahora, pero fuimos aprendiendo”.

Aunque es un proceso arduo que requiere mucho cuidado y detalle, “El Gallero” como también es conocido en el sector, espera continuar con esta tradición por muchos años más para que los jóvenes se interesen y puedan continuar con ella.