Jóvenes indígenas enfrentan grandes retos para ir a la universidad
Viajar largas distancias, pasar hambre y trabajar son algunos de los sacrificios que hacen para alcanzar sus sueños.
NAVOJOA, Sonora.-Desde viajar largas distancias, tener que trabajar o incluso pasar hambre, son algunos de los sacrificios que jóvenes originarios de comunidades indígenas hacen para estudiar una carrera universitaria, coincidieron alumnos mayos y guarijíos.
Alejandro Leyva, residente de Yavaritos una comunidad de Huatabampo con apenas 467 habitantes, estudia la licenciatura en Agronegocios por la Universidad Estatal de Sonora (UES) y para costearse la carrera trabaja en los campos agrícolas como cargador en la cosecha de papa.
“Si es más difícil para nosotros (los de comunidades), una por las distancias, por la falta de recursos”, enfatizó, “nosotros no podemos darnos el lujo de reprobar una materia, ni de perder el tiempo”.
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De lunes a viernes viaja 40 minutos en camión hasta la universidad, mencionó, paga pasajes, alimentos, entre otras necesidades que, con el sueldo de sus padres, quienes también son jornaleros, no alcanzaría a costear.
“Tengo un hermano, Gumaro, él también es cargador pero él no pudo estudiar por falta de recursos”, agregó, “yo trabajo para poder costear mis estudios, todo lo que gano lo ahorro”.
ZONA POBRE
En las comunidades de Etchojoa, pueblos guarijíos en Álamos, así como poblados de la etnia Mayo en Huatabampo, son de los lugares con mayor pobreza en el Estado, lo que dificulta que los jóvenes lleguen a estudiar una carrera universitaria, señaló Abel Ramírez Torres.
“Está muy fea la situación y como dice el dicho: Cuando se tiene hambre, las letras no entran”, expresó el presidente de la agrupación Jiapsi Yoreme.
Aunque no precisó un porcentaje, dijo que poco más de la mitad de los jóvenes de comunidades, sobre todo las más alejadas al casco urbano, no ingresan a la universidad.
La mayoría son hijos de padres jornaleros y los jóvenes tienen que ayudar en las labores del campo, y creo que son contados los que estudian y trabajan”, apuntó.
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Esta situación es más grave en los pueblos de la etnia guarijío, donde las comunidades están más alejadas de la ciudad y donde hay rezagos de salud, caminos y en empleo, manifestó Elisa Saila Rodríguez.
Indicó que para tratar de agarrar señal en dispositivos, quienes cuentan con ellos, tienen que subir a lomas y cerros.
“En mi comunidad hay sólo una persona con carro y cada cuatro días baja a Álamos y nos cobra 150 pesos por darnos raite, para agarrar señal caminamos una hora y subimos un cerro, ponemos recargas de 50 ó 100 pesos que nos duran máximo tres días”, mencionó.
LOS QUE LLEGAN
En la Universidad de Sonora campus Navojoa estudian unos 2 mil alumnos en los diez programas educativos, de los cuales sólo 200 pertenecen a comunidades indígenas, manifestó Jesús Alfredo Rosas Rodríguez.
Son los que han manifestado que son de alguna comunidad, puede haber más y no lo declararon”, apuntó el vicerrector de la Unison, región Sur.
Reconoció que no tenían un control para saber cuántos de los estudiantes de alguna etnia logran concluir la licenciatura, pero ya iniciaron con una estrategia en la que incluso dan la oportunidad a este grupo poblacional que no alcanzó el puntaje para ingresar a los programas.
“Tenemos un programa especial para las comunidades indígenas, es la primera vez que se hace donde se les está otorgando, a través del estudio que hacen la dirección de apoyo a estudiantes que tienen identificados y que pertenecen o que provienen de las diferentes etnias del Estado”, añadió.
Este programa se aplica en todos los campus, subrayó, y se destina el 2.5% de la oferta educativa de todos los campus a los mejores promedios de personas de comunidades indígenas.
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