beatriz-limon

Quise recordar una de mis navidades favoritas, y esa memoria se centra en mi niñez, en un pueblito de Sonora, llamada Huatabampo.

Recuerdo que cuando emigré a Estados Unidos, lo primero que busqué fue un mercado mexicano.

De primera, su cabellera es una locura. Rizada y esponjada a más no poder, crea en el rockero un aura negra y canosa alrededor de su rostro moreno y afilado.

Cuando era una joven preparatoriana solía ir con mis amigos a un lugar mágico. Solitario. Reposado.

Crecí escuchando las canciones de Juan Gabriel, hoy en día las sigo oyendo con la misma emoción y creo que lo seguiré haciendo hasta el final de mi vida.

“Cuando emigré a Arizona dejé muchas cosas en el camino. Me desprendí de mi familia. Les dije hasta pronto a mis amistades francas.

Conocí a Yolanda Sánchez Ogás varios años atrás. Para ser exactos, estaba por celebrarse el centenario de Mexicali.

“Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, Benito Juárez, ex presidente de México.

Todo se gesta desde la cocina, es como la matriz de la madre, tibia, generosa y acogedora. Mis recuerdos más vividos se centran en la cocina de mi nana Esther.

No, no tengo hijos. Pero soy una mujer sensible lo que me permite empatizar con los que sufren.

Cuando escucho comentarios de mujeres criticando a otras mujeres que se manifiestan cerrando carreteras, bloqueando garitas o rayando edificios, no puedo evitar sentir indignación y a la vez pena por su pasividad ante las injusticias.

La verdad fue clara desde el principio en el caso de la muerte de la  joven estudiante de Derecho, Debanhi Escoba.

Nuestra paisanada en el “gabacho” no acostumbra recoger huevos en Pascua. Esa tradición la viví más en mi ciudad fronteriza Mexicali.

Fue una tarde fresca en Phoenix la del pasado martes, por lo que mi problema con el nervio ciático se hizo presente.

Sentía que una aureola supernatural me protegía del Coronavirus y como si fuera un súper héroe extraído de una galaxia lejana.