Científica diseña tomates para cultivo en naves
Martha Orozco, una científica colombiana diseñará tomates minúsculos para la NASA
Martha Orozco, una científica colombiana está muy cerca de condimentar el menú estelar con el frescor de tomates minúsculos, los más pequeños del mundo, diseñados para poder cultivarse en las naves espaciales de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, mejor conocida como NASA.
Hasta ahora la dieta de los astronautas se ha limitado a unas cuantas verduras, leche en polvo y carne deshidratada, pero la científica colombiana podrá llevar tomates minúsculos al plato de los cosmonautas de la Estación Espacial Internacional, según explicó Orozco en una entrevista.
Con esta nueva especie, de cuatro centímetros de alto y ocho de ancho, la investigadora llamó a principios de este año la atención de la NASA, que decidió financiar el proyecto para llevarlo al plato de los cosmonautas.
"Las plantas, que tardan dos meses en florecer, interesaron a la NASA porque son ideales para ambientes reducidos como las naves espaciales, y con nuestras modificaciones genéticas hemos conseguido reducir su tamaño y su follaje", aclaró Orozco, ingeniera agrónoma de la Universidad Nacional de Colombia y doctorada en Fisiología de Plantas de la Universidad de Washington.
ALICIENTES PARA ASTRONAUTAS
Uno de los alicientes más grandes para la apuesta por el conreo espacial del tomate, y de otros vegetales como la soya y la lechuga, es "que en las aeronaves hay un alto nivel de CO2 que las plantas podrían asimilar mucho mejor porque lo necesitan para hacer la fotosíntesis", explicó la científica.
Además, el tomate contiene "altas cantidades de antioxidantes" que pueden prevenir el riesgo de cáncer de los cosmonautas, que es más alto al estar expuestos a formas únicas de radiación que pueden conllevar a graves riesgos para la salud.
Los pasos que afronta la investigación en los próximos meses es consolidar que la producción de tomates "sea homogénea, que produzca el mismo número de frutos y del mismo tamaño", aunque estos alimentos, cultivados hasta ahora en laboratorios in vitro, "tienen que pasar una de las pruebas más exigentes, la del gusto de los astronautas".
"Las pruebas palatales con los cosmonautas de la NASA son muy importantes, es vital tener el feedback de los consumidores finales porque si no les gusta no va a tener demanda", enfatizó Orozco.
Más allá de añadirle frescura a los platos cósmicos, que los astronautas cultiven tomates "puede repercutir a su estado emocional, porque en un ambiente tan aislado saber que estás cuidando una planta y verla florecer es muy gratificante", agregó.