¿Por qué nos atraen tanto los carbohidratos? La clave podría estar en nuestro ADN
Si alguna vez le ha costado reducir su consumo de carbohidratos, tal vez sea culpa del ADN de antaño
Los seres humanos poseen diversas copias de un gen que facilita la descomposición del almidón de los carbohidratos complejos en la boca, un paso inicial clave para procesar alimentos como pan y pasta. Pero, ¿en qué momento comenzó la expansión de estos genes? Un estudio reciente sugiere que este fenómeno podría haber ocurrido hace más de 800 mil años.
Este trabajo, dirigido por científicos de la Universidad de Búfalo y el Laboratorio Jackson de Medicina Genómica en Estados Unidos, destaca cómo las primeras duplicaciones del gen AMY1 establecieron las bases para la gran variabilidad genética que sigue influyendo en cómo los humanos metabolizan los alimentos ricos en almidón.
“Si alguna vez le ha costado reducir su consumo de carbohidratos, tal vez sea culpa del ADN de antaño”, señala un comunicado del laboratorio.
Publicado en Science, el estudio revela que la duplicación del gen AMY1 —un gen asociado a la amilasa salival— no solo pudo haber facilitado la adaptación humana a dietas con almidón, sino que estos cambios genéticos podrían haberse dado mucho antes del inicio de la agricultura.
Omer Gokcumen, de la Universidad de Búfalo, explica: “Cuantas más copias de este gen se posean, mayor será la producción de amilasa, lo que permite digerir el almidón de forma más eficiente”. La amilasa es una enzima esencial para descomponer el almidón en glucosa y, además, contribuye al sabor característico del pan.
Realizan mapa de del gen AMY1
El equipo de investigadores, bajo la dirección de Charles Lee, empleó avanzadas técnicas genómicas para mapear con gran precisión la región del gen AMY1. Tras analizar los genomas de 68 humanos antiguos, incluyendo uno de hace 45 mil años encontrado en Siberia, descubrieron que los cazadores-recolectores preagrícolas ya presentaban entre cuatro y ocho copias del gen AMY1 por célula diploide, lo que sugiere que los humanos de la era preagrícola ya poseían una variabilidad genética considerable en cuanto a copias de este gen, mucho antes de que comenzaran a practicar la agricultura y consumir grandes cantidades de almidón, indica EFE.
El estudio también identificó duplicaciones del gen AMY1 en neandertales y denisovanos, lo que indica que este gen pudo haber comenzado a duplicarse hace más de 800 mil años, mucho antes de la separación de las especies humanas y mucho antes de lo que se pensaba inicialmente.
Gokcumen añade que “las primeras duplicaciones en nuestros genomas sentaron las bases para una variación significativa en la región de la amilasa, permitiendo a los humanos adaptarse a dietas cambiantes a medida que el consumo de almidón aumentaba con el desarrollo de nuevas tecnologías y estilos de vida”.
Este hallazgo también subraya la influencia de la agricultura sobre la variabilidad del gen AMY1. Mientras que los cazadores-recolectores antiguos poseían múltiples copias de este gen, los agricultores europeos aumentaron considerablemente la cantidad de copias de AMY1 en los últimos 4 mil años, posiblemente como respuesta a sus dietas más ricas en almidón.
Por otro lado, investigaciones previas de Gokcumen habían demostrado que los animales domesticados, como perros y cerdos, también tienen un número elevado de copias de AMY1 en comparación con los animales que no dependen de una dieta rica en almidón.
En datos
- Los humanos tienen varias copias del gen AMY1, que facilita la digestión del almidón en la boca.
- La duplicación del gen AMY1 pudo haber comenzado hace más de 800,000 años, mucho antes de la agricultura.
- Cazadores-recolectores preagrícolas ya presentaban entre 4 y 8 copias del gen AMY1.
- La agricultura y la domesticación de animales aumentaron el número de copias de AMY1 en humanos y animales.
¿Qué puedes hacer para reducri la ingesta de carbohidratos?
Si estás buscando reducir la ingesta de carbohidratos o sustituirla, hay varias alternativas que puedes implementar en tu dieta para asegurarte de obtener los nutrientes necesarios sin depender tanto de los carbohidratos. Aquí tienes algunas estrategias:
1. Aumentar la ingesta de proteínas
Las proteínas pueden ayudarte a sentirte saciado y mantener la masa muscular. Algunas opciones son:
- Carnes magras: Pollo, pavo, res magra.
- Pescado y mariscos: Salmón, atún, camarones.
- Huevos.
- Productos lácteos bajos en carbohidratos como el queso y el yogur griego natural.
- Proteínas vegetales: Tofu, tempeh, y legumbres bajas en carbohidratos (como las lentejas o garbanzos en porciones moderadas).
2. Incorporar grasas saludables
Las grasas saludables pueden reemplazar parte de los carbohidratos y proveer energía:
- Aguacate.
- Aceites saludables: Aceite de oliva, aceite de coco, aceite de aguacate.
- Frutos secos y semillas: Almendras, nueces, chía, linaza.
- Mantequilla de frutos secos (sin azúcares añadidos).
3. Consumir verduras bajas en carbohidratos
Sustituir alimentos ricos en carbohidratos (pan, arroz, pasta) con vegetales no almidonados puede ayudarte a reducir la ingesta de carbohidratos.
- Verduras de hoja verde: Espinaca, lechuga, acelga.
- Crucíferas: Brócoli, coliflor, coles de Bruselas.
- Pepino, calabacín, berenjena.
- Col rizada y espárragos.
4. Usar sustitutos para los alimentos altos en carbohidratos
Existen versiones más bajas en carbohidratos de muchos alimentos tradicionales:
- Arroz de coliflor: Sustituto del arroz.
- Espaguetis de calabacín: Alternativa a la pasta.
- Pan o tortillas de harina de almendra o coco.
5. Consumir más fibra
La fibra no se digiere de la misma manera que otros carbohidratos, lo que significa que puedes incluir alimentos ricos en fibra sin aumentar demasiado la carga de carbohidratos netos:
- Semillas de chía y linaza.
- Verduras como brócoli y espárragos.
- Frutas bajas en carbohidratos y altas en fibra: Frambuesas, moras, fresas.
6. Beber líquidos sin carbohidratos
Mantente hidratado con opciones bajas o sin carbohidratos:
- Agua.
- Infusiones de hierbas.
- Té verde o café negro (sin azúcar ni leche).
Reducir los carbohidratos no significa eliminarlos por completo. Asegúrate de que la dieta sea equilibrada y considera consultar con un nutricionista para ajustarla a tus necesidades específicas.
¿Qué personas no deben consumir carbohidratos?
En general, los carbohidratos son una fuente importante de energía y son esenciales para la mayoría de las personas, pero hay ciertos grupos o condiciones que pueden beneficiarse de reducir o evitar el consumo de carbohidratos:
- Personas con diabetes tipo 2: Las personas con diabetes tipo 2 pueden tener dificultades para regular sus niveles de azúcar en sangre. Los carbohidratos (especialmente los simples) pueden elevar rápidamente los niveles de glucosa. Controlar la ingesta de carbohidratos puede ayudar a manejar mejor la condición.
- Personas con resistencia a la insulina: La resistencia a la insulina puede conducir a un aumento de los niveles de azúcar en sangre. Limitar los carbohidratos puede ayudar a reducir la demanda de insulina y mejorar la sensibilidad a esta hormona.
- Personas con síndrome metabólico: Este conjunto de afecciones, que incluye hipertensión, altos niveles de glucosa y colesterol elevado, puede mejorar con una dieta baja en carbohidratos.
- Personas con epilepsia: En algunos casos, la dieta cetogénica, que es extremadamente baja en carbohidratos, ha demostrado ser eficaz para reducir la frecuencia de las convulsiones, especialmente en niños que no responden bien a los medicamentos.
- Personas con sobrepeso u obesidad: Algunas personas optan por reducir los carbohidratos en un intento por perder peso. Las dietas bajas en carbohidratos, como la cetogénica o la Atkins, han sido populares para la pérdida de peso debido a su capacidad para inducir cetosis, lo que lleva al cuerpo a quemar grasas en lugar de carbohidratos como fuente de energía.
- Personas con sensibilidad a los carbohidratos: Algunas personas pueden experimentar fatiga, hinchazón o malestar digestivo cuando consumen demasiados carbohidratos, especialmente aquellos de alto índice glucémico.
Sin embargo, es importante destacar que las dietas bajas en carbohidratos no son adecuadas para todas las personas. Antes de eliminar o reducir significativamente los carbohidratos de la dieta, es recomendable consultar a un médico o nutricionista para asegurarse de que sea la mejor opción según el estado de salud individual.
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