Reducir el consumo de azúcar en los primeros mil días de vida previene diabetes e hipertensión
La investigación indica que la mayoría de los bebés y niños pequeños consumen productos azucarados diariamente.
Reducir el consumo de azúcar en los primeros mil días de vida, que abarcan desde la concepción hasta los dos años, puede disminuir el riesgo de desarrollar diabetes e hipertensión en la adultez, según un estudio reciente basado en el racionamiento de alimentos en Reino Unido tras la Segunda Guerra Mundial.
El estudio, publicado en la revista Science, subraya que el desarrollo temprano es clave para la salud a largo plazo y que una dieta inadecuada durante este período puede desencadenar problemas en la adultez.
Aunque las recomendaciones dietéticas aconsejan evitar añadir azúcar en los primeros años, en Estados Unidos es común que los bebés estén expuestos a un alto consumo de azúcar desde el embarazo a través de la dieta materna, así como en la lactancia y los alimentos infantiles.
La investigación indica que la mayoría de los bebés y niños pequeños consumen productos azucarados diariamente.
Para analizar el impacto a largo plazo de la ingesta temprana de azúcar, Tadeja Gracner de la Universidad del Sur de California y otros investigadores de Berkeley, Chicago y McGill, examinaron los efectos del racionamiento de azúcar en Reino Unido después de la Segunda Guerra Mundial, una medida que se extendió hasta 1953.
Durante este periodo, la cantidad de azúcar distribuida a la población seguía niveles similares a las directrices dietéticas actuales para embarazadas y niños pequeños. No obstante, al concluir el racionamiento, el consumo de azúcar se duplicó abruptamente.
Utilizando datos del Biobanco del Reino Unido, los investigadores compararon la salud de personas expuestas y no expuestas al racionamiento de azúcar en el útero y durante los primeros años de vida. Concluyeron que quienes tuvieron una menor exposición al azúcar en sus primeros años de vida mostraban un 35% menos de riesgo de diabetes y un 20% menos de riesgo de hipertensión en la adultez.
Además, las enfermedades aparecieron varios años más tarde en quienes se beneficiaron del racionamiento de azúcar: en promedio, cuatro años después para la diabetes y dos años más tarde para la hipertensión.
Este efecto protector fue especialmente evidente en personas expuestas a bajos niveles de azúcar tanto en el útero como en los primeros meses de vida, y se intensificó al introducir alimentos sólidos alrededor de los seis meses de edad.
Opiniones de expertos
Jesús Francisco García Gavilán, investigador del CIBERObn, considera que estos resultados respaldan las recomendaciones de reducir o evitar el consumo de azúcares durante el embarazo y la primera infancia, indica EFE.
Sin embargo, advierte sobre algunas limitaciones del estudio: solo se incluyó a personas nacidas en Reino Unido, y se basaron en datos de salud autorreportados. Además, los datos solo abarcan a nacidos entre 1951 y 1956, cuando los productos ultraprocesados eran menos accesibles.
Rafael Urrialde de Andrés, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, añade que este estudio refuerza la importancia de limitar tanto el azúcar añadido como los azúcares libres en los primeros mil días de vida, ya que esta restricción reduce la obesidad infantil y disminuye el riesgo de enfermedades relacionadas con el sobrepeso en etapas posteriores.