Así impactan largas horas de televisión en tu cerebro, según la ciencia
Lo que parece ser una actividad inofensiva, como pasar horas viendo televisión, puede tener efectos significativos en nuestra salud mental y física.
Lo que parece ser una actividad inofensiva, como pasar horas viendo televisión, puede tener efectos significativos en nuestra salud mental y física. Estudios recientes destacan tanto los beneficios cognitivos como los riesgos asociados con este hábito tan común.
Efectos positivos: la televisión como estímulo cognitivo
Un estudio realizado por el Hospital Universitario de Jena y publicado en Nature Scientific Reports encontró que las series intensas, especialmente las de suspenso, pueden ofrecer beneficios cognitivos inesperados. Los participantes que se dedicaron a “maratones televisivos” durante cinco días mostraron una mejora notable en su memoria visual a corto plazo y en habilidades motrices, como la mecanografía.
Este fenómeno se atribuye a la estimulación estructurada que ciertas series proporcionan al cerebro, fomentando procesos de aprendizaje rápido. Al exponerse a contenido emocionalmente envolvente, los espectadores pueden entrenar su capacidad de atención y mejorar su destreza en tareas manuales, según corroboró un informe de 20 Minuten.
Las consecuencias negativas: daño cerebral y riesgo de demencia
Sin embargo, la otra cara de la moneda revela serias preocupaciones. La exposición prolongada a pantallas está vinculada a la reducción de materia gris y al desarrollo de problemas neurológicos como la demencia, según investigaciones de Stanford Lifestyle Medicine. Incluso dos horas diarias de consumo excesivo de televisión pueden afectar la memoria a largo plazo y la capacidad de tomar decisiones.
Un estudio adicional, realizado por la Universidad Industrial de Santander, descubrió que el abuso de pantallas altera el sistema límbico, una región cerebral esencial para la memoria y la regulación emocional. Estas alteraciones podrían explicar el aumento de trastornos como el TDAH y problemas de sueño entre adultos y niños.
Impactos secundarios: sueño y salud física
La televisión también afecta nuestro bienestar físico. La exposición a pantallas por la noche interfiere con los ritmos circadianos, disminuyendo la producción de melatonina, lo que lleva a problemas de insomnio. Además, el sedentarismo asociado con largas sesiones frente a la pantalla contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, especialmente cuando se acompaña de una dieta poco saludable.
Buscar el equilibrio: estrategias para un consumo consciente
Los expertos coinciden en que el secreto está en moderar el tiempo frente a la televisión y en adoptar hábitos que contrarresten sus efectos negativos. Aquí algunos consejos prácticos:
- Limita el tiempo: Opta por sesiones más cortas y planificadas.
- Evita las pantallas antes de dormir: Esto mejora la calidad del sueño y protege los ritmos circadianos.
- Combina con actividad física: Realiza ejercicios simples, como estiramientos, mientras ves televisión.
- Introduce pausas activas: Da un paseo después de ver un episodio o realiza alguna tarea doméstica.
Finalmente, se recomienda complementar estas medidas con al menos 150 minutos de ejercicio semanal, como caminar, nadar o practicar yoga. Estas actividades no solo benefician al cuerpo, sino que también refuerzan la salud cerebral y emocional, indica Xataka.
En conclusión, la televisión puede ser un aliado o un enemigo, dependiendo de cómo y cuánto la consumamos. Moderar su uso y balancearlo con actividades saludables es clave para disfrutar de sus beneficios mientras minimizamos los riesgos.
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