Consejos de la ciencia para que no fracases al hacer deporte
El inicio del año es una oportunidad perfecta para renovar objetivos, y entre los más populares está el deseo de mejorar la salud y la forma física.
El inicio del año es una oportunidad perfecta para renovar objetivos, y entre los más populares está el deseo de mejorar la salud y la forma física. Para algunos, será su primer intento; para otros, un nuevo capítulo después de intentos fallidos en el pasado.
Cumplir estos propósitos no siempre es sencillo. Muchos factores, algunos fuera de nuestro control, pueden influir en el éxito o el fracaso. Sin embargo, adoptar estrategias claras y efectivas puede aumentar significativamente las probabilidades de alcanzar nuestras metas.
Evaluar nuestro punto de partida
Antes de comenzar cualquier rutina, es fundamental evaluar el estado físico. Esto puede implicar desde consultar a un médico si tenemos alguna condición particular, hasta realizar simples pruebas en casa, como medir nuestro ritmo cardíaco después de caminar, probar flexiones o evaluar la movilidad de nuestras articulaciones. Estos ejercicios pueden darnos una idea de nuestras capacidades iniciales y ayudarnos a planificar un enfoque adecuado.
Diseñar un plan personalizado
El éxito radica en la planificación. Antes de lanzarse a hacer ejercicio, es importante definir qué queremos lograr: ¿bajar de peso? ¿mejorar la resistencia? ¿prepararnos para un evento deportivo? Cada meta requerirá un enfoque diferente.
Con un objetivo claro en mente, podemos determinar cuántos días a la semana y cuánto tiempo podemos dedicar al ejercicio. Además, integrar estas actividades en nuestra rutina diaria puede hacerlas más sostenibles, como optar por caminar o ir en bicicleta al trabajo.
Es crucial empezar con prudencia: establecer metas alcanzables y aumentar la intensidad gradualmente nos ayudará a evitar lesiones y el agotamiento mental. El equipo adecuado también juega un papel importante, ya sea calzado deportivo, una bicicleta o dispositivos como pulseras de actividad para monitorizar nuestro progreso.
Construir el hábito paso a paso
Crear un hábito duradero requiere tiempo y constancia. Introducir el ejercicio de manera progresiva, sin apresurarnos, puede facilitar esta transición. Combinar la actividad física con aspectos sociales, como salir a caminar con amigos, participar en clases grupales o unirse a actividades comunitarias, puede hacer que el ejercicio sea más ameno y motivador.
Variedad es clave para mantener la motivación. Probar diferentes actividades nos ayudará a encontrar lo que disfrutamos más, evitando el aburrimiento y el agotamiento mental, indica Xataka.
Evaluar y ajustar
Hacer un seguimiento de nuestro progreso es fundamental. Aunque los cambios no son inmediatos, con unas semanas de constancia podemos empezar a notar mejoras: menor cansancio, mayor resistencia o tiempos reducidos en nuestras actividades. Este análisis nos permitirá ajustar la intensidad y redefinir nuestros objetivos según sea necesario, abriendo la puerta a desafíos aún mayores.
En definitiva, embarcarse en un camino hacia una vida más activa y saludable no tiene por qué ser una meta inalcanzable. Con planificación, constancia y el enfoque adecuado, podemos transformar este propósito en una realidad duradera.
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