Algunos consideran que beber una copa de vino es bueno para la salud, la ciencia tiene otra información

A lo largo de la historia, el vino ha sido visto como algo más que una bebida; se le atribuyeron propiedades curativas y su uso se extendió tanto en rituales religiosos como en prácticas médicas. Los antiguos egipcios, por ejemplo, lo empleaban en remedios medicinales, mientras que los monjes medievales lo consideraban más seguro que el agua y una herramienta para tratar dolencias.

Hoy en día, sin embargo, el panorama es mucho menos claro. Aunque algunos estudios defienden que beber vino con moderación puede traer ciertos beneficios, otros sostienen que cualquier consumo de alcohol conlleva riesgos. Esto plantea la pregunta: ¿el vino es realmente un aliado para la salud o un enemigo disfrazado?

Impacto del alcohol: más allá de la copa

Lejos de ser una simple contradicción, la variedad de investigaciones sobre el alcohol contribuye a una mejor comprensión de sus efectos en el cuerpo. Si bien todos reconocemos que el consumo excesivo tiene graves consecuencias, incluso en pequeñas cantidades, el alcohol puede generar impactos menos evidentes pero igual de importantes.

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El abuso del alcohol no solo afecta la salud física, provocando enfermedades como cirrosis o cáncer hepático, sino que también deja cicatrices en el ámbito social. Accidentes de tráfico, violencia familiar y problemas de convivencia son solo algunas de las consecuencias del consumo irresponsable.

Un estudio realizado en el Reino Unido y publicado en The Lancet en 2010 reveló un dato sorprendente: el alcohol es más perjudicial para la sociedad que drogas como la heroína o el crack. Aunque estas últimas son más adictivas, el impacto masivo del alcohol radica en su amplia aceptación y consumo diario.

¿Cuánto es demasiado?

La moderación en el consumo de alcohol sigue siendo un tema controvertido. Algunos estudios recientes apuntan a que pequeñas cantidades de vino podrían ofrecer beneficios, especialmente en personas mayores de 40 años. Por ejemplo, investigaciones de 2022 y 2023 sugieren que ciertos compuestos presentes en el vino, como los polifenoles, podrían contribuir a la salud cardiovascular o incluso ayudar a prevenir enfermedades crónicas.

No obstante, estos mismos polifenoles pueden encontrarse en alimentos no alcohólicos como el té negro, el chocolate oscuro o el aceite de oliva, lo que cuestiona si realmente necesitamos el alcohol para obtener estos beneficios. Además, investigaciones recientes, como una publicada en Nature en 2022, advierten que incluso el consumo moderado podría tener efectos negativos, como la reducción de la materia gris en el cerebro.

El caso de México: un problema en aumento

En México, el alcohol representa un grave desafío de salud pública. Según la Encuesta RESET Alcohol 2024, cada año mueren 39 mil personas por causas relacionadas con el alcohol. Además, el 40.4% de los adultos consume alcohol de forma excesiva, y el 13.9% de los adolescentes también ha caído en esta práctica.

El impacto social del alcohol también es alarmante: un 97% de los encuestados relaciona el consumo de alcohol con la violencia de género, y casi todos coinciden en que el problema debe ser abordado con urgencia, indica Xataka.

Reflexión final

El debate sobre los beneficios y riesgos del alcohol no tiene una respuesta simple. Mientras que algunos estudios destacan posibles efectos positivos, la evidencia acumulada sugiere que ningún nivel de consumo está completamente libre de riesgos. Por lo tanto, la clave está en fomentar un consumo informado y consciente, complementado con hábitos saludables como una buena alimentación y ejercicio regular. Al final del día, quizás la mejor decisión sea optar por alternativas que no comprometan nuestra salud.