MWC 2025 sorprende con el primer ordenador biológico comercial de la historia
La última edición del Mobile World Congress en Barcelona ha estado marcada por una avalancha de innovaciones tecnológicas

La última edición del Mobile World Congress en Barcelona ha estado marcada por una avalancha de innovaciones tecnológicas, desde teléfonos inteligentes hasta tabletas de última generación. Sin embargo, entre la multitud de dispositivos tradicionales, ha emergido un avance verdaderamente disruptivo: el primer ordenador biológico de uso comercial, desarrollado por la empresa australiana de biotecnología Cortical Labs.
La computación biológica es un campo emergente que fusiona biología e informática con dos objetivos principales. Por un lado, busca utilizar estructuras orgánicas para procesar y almacenar datos de manera innovadora. Por otro, se inspira en los principios de la evolución biológica para diseñar algoritmos más eficientes y resolver problemas complejos. A diferencia de los sistemas convencionales, que dependen de transistores de silicio, esta disciplina aprovecha moléculas como proteínas y ADN para ejecutar cálculos y gestionar información.
En el ámbito del software, la computación biológica ha abierto nuevas fronteras en la inteligencia artificial. Al estudiar cómo la naturaleza ha optimizado procesos a lo largo de la evolución, los investigadores han comenzado a desarrollar sistemas de aprendizaje más sofisticados. En este contexto, el ordenador CL1 de Cortical Labs representa un paso revolucionario en la creación de hardware biológico capaz de procesar y almacenar datos de manera completamente nueva.
CL1: Un avance sin precedentes en la computación biológica
El desarrollo de CL1 ha sido posible gracias a avances recientes en nanobiotecnología, una disciplina que permite manipular moléculas con una precisión sin precedentes para construir estructuras funcionales. En sus primeras fases, los ordenadores biológicos utilizaban ARN bacteriano para realizar cálculos, aprovechando la capacidad natural del ADN para comportarse como un circuito digital. Esta aproximación permitía imitar las operaciones lógicas de los procesadores convencionales manipulando material genético.
Tradicionalmente, los investigadores introducían estos circuitos biológicos en bacterias como Escherichia coli, un microorganismo presente en el tracto digestivo humano. Una vez dentro de la célula, la maquinaria molecular de la bacteria traducía el ADN manipulado en ARN mensajero, que a su vez dirigía la síntesis de proteínas específicas. Este proceso imitaba el funcionamiento de los transistores electrónicos, en los que una entrada específica desencadenaba una respuesta programada.
Sin embargo, el enfoque de CL1 es radicalmente distinto. En lugar de depender de bacterias, este ordenador utiliza cultivos de neuronas vivas sumergidas en un medio rico en nutrientes, lo que les permite desarrollarse sobre un chip de silicio. Este chip no solo proporciona una interfaz física para las neuronas, sino que también facilita la comunicación bidireccional mediante impulsos eléctricos.
Pero CL1 no es solo una pieza de hardware innovador; su verdadero potencial reside en el software que lo acompaña. Para gestionar la interacción con las neuronas, Cortical Labs ha desarrollado un sistema operativo especializado llamado ‘biOS’ (Biological Intelligence Operating System). Este software transmite información directamente a las células neuronales, que responden generando patrones eléctricos, lo que permite programarlas para realizar tareas específicas. No obstante, debido a su complejidad, CL1 no está diseñado para un uso doméstico, sino para aplicaciones avanzadas en investigación y desarrollo.
Con esta tecnología, Cortical Labs ha marcado un hito en la computación biológica, abriendo la puerta a un futuro en el que la informática y la biología convergen de formas nunca antes vistas. Aunque aún estamos lejos de ver ordenadores biológicos en la vida cotidiana, este avance es un paso crucial hacia sistemas más eficientes y adaptativos, inspirados en la naturaleza misma, indica Xataka.
Diseñada para asistir a investigadores, esta herramienta permite analizar cómo las neuronas procesan la información sin recurrir a pruebas en animales. También facilita la comprensión del aprendizaje en tiempo real y los factores que contribuyen a enfermedades neurodegenerativas. Como ventaja adicional, CL1 consume significativamente menos energía que una computadora tradicional.
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