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El cambio climático reduce la capacidad para eliminar basura espacial aumentando el riesgo de colisiones entre satélites, revela estudio

Las emisiones de gases de efecto invernadero están contrayendo la termosfera, reduciendo su capacidad para eliminar basura espacial y aumentando el riesgo de colisiones entre satélites

El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero no solo afecta la temperatura de la Tierra, sino que también tiene consecuencias en la seguridad de los satélites en órbita.

Un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad de Birmingham, publicado en la revista Nature Sustainability, advierte que la contracción de la termosfera disminuirá la cantidad de satélites que pueden operar con seguridad en el espacio.

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¿Cuántos satélites orbitan la Tierra y por qué son importantes?

Actualmente, hay más de 10 mil satélites en la órbita terrestre baja, es decir, a una altitud de hasta 2 mil kilómetros sobre la superficie. De estos, 8 mil se encuentran entre los 300 y los mil kilómetros de altitud en una capa llamada termosfera, donde también opera la Estación Espacial Internacional. Estos satélites cumplen funciones esenciales, como la previsión meteorológica, el acceso a internet y la facilitación de servicios bancarios.

El cambio climático a la termosfera

La termosfera se expande y se contrae de manera natural en ciclos de 11 años debido a la actividad del Sol. Sin embargo, los científicos han observado que esta capa de la atmósfera se está contrayendo más de lo esperado, lo que sugiere que las emisiones de gases de efecto invernadero están influyendo en este proceso.

Esta contracción reduce la resistencia atmosférica, lo que impide que los satélites viejos y los desechos espaciales sean arrastrados hacia capas más bajas de la atmósfera, donde normalmente se quemarían al entrar en contacto con las moléculas de aire. Como resultado, la cantidad de basura espacial aumenta y el riesgo de colisiones se incrementa.

Capacidad de carga de satélites

Para evaluar el impacto futuro, los investigadores realizaron simulaciones sobre cómo las emisiones de dióxido de carbono afectan la termosfera y la dinámica orbital. Sus estimaciones indican que, para el año 2100, la capacidad de carga de las regiones más utilizadas de la termosfera podría reducirse entre un 50% y un 66%. Esto significa que habrá menos espacio disponible para nuevos satélites y aumentará la posibilidad de colisiones.

Richard Linares, profesor asociado del MIT y uno de los autores del estudio, advierte que las emisiones generadas en los últimos cien años tendrán efectos sobre la operatividad de los satélites en los próximos cien años. Además, señala que si no se toman medidas para reducir las emisiones, el espacio podría volverse demasiado congestionado, incrementando los riesgos de colisiones y la acumulación de desechos espaciales.

Las ‘megaconstelaciones’ y su papel en la congestión espacial

En los últimos años, el lanzamiento de satélites ha crecido significativamente. De hecho, en los últimos cinco años se han enviado al espacio más satélites que en los 60 años previos juntos. Un factor clave en este aumento es la aparición de las llamadas ‘megaconstelaciones’, como Starlink de SpaceX, que cuenta con miles de satélites dedicados a proporcionar internet.

Los investigadores señalan que el espacio en la termosfera ya está alcanzando su límite en algunas zonas, lo que dificulta la gestión de la basura espacial. “Dependemos de la atmósfera para limpiar la chatarra espacial. Y si la atmósfera está cambiando, el entorno de esos desechos también cambiará a no ser que reduzcamos drásticamente las emisiones“, concluyen los autores del estudio.

¿Qué se puede hacer para mitigar el problema?

Ante este panorama, los expertos sugieren que es necesario tomar medidas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero y desarrollar estrategias más eficientes para la gestión de satélites en órbita. Entre las soluciones propuestas se encuentran:

  • Regulaciones internacionales para limitar la cantidad de satélites lanzados.
  • Desarrollo de tecnologías que permitan eliminar los desechos espaciales.
  • Diseñar satélites con mecanismos de desintegración controlada al final de su vida útil.

El estudio resalta la importancia de considerar el impacto del cambio climático más allá de la Tierra, pues sus efectos ya están afectando la seguridad y sostenibilidad de las operaciones espaciales.

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