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Científica enseña a ratas a conducir, el experimento fue tan exitoso que no quieren dejar de hacerlo

El proyecto reveló que los roedores no solo conducían por la recompensa, sino que parecían disfrutar del proceso.

Científica enseña a ratas a conducir, el experimento fue tan exitoso que no quieren dejar de hacerlo

En un laboratorio innovador, ratones aprendieron a manejar diminutos vehículos diseñados por la neurocientífica Kelly Lambert, de la Universidad de Richmond. Lejos de ser un simple experimento curioso, el proyecto reveló que los roedores no solo conducían por la recompensa (cereales Froot Loops), sino que parecían disfrutar del proceso.

Al perfeccionar sus habilidades al volante, los ratones mostraron un comportamiento más audaz y resolvían problemas con mayor eficacia, evidenciando un aumento en la neuroplasticidad. Sorprendentemente, al elegir entre rutas rápidas o más largas, muchos optaban por el trayecto extendido, sugiriendo que encontraban placer en la experiencia de conducir.

El experimento también demostró que la anticipación de recompensas liberaba dopamina, provocando efectos similares a los de ciertos opioides. Incluso desarrollaron un gesto peculiar: la curva en forma de “S” en sus colas, señal de euforia.

Con vehículos mejorados, el estudio dejó de centrarse solo en el estrés crónico y se enfocó en cómo las experiencias positivas moldean el cerebro, un hallazgo con implicaciones relevantes para la psicología humana. Al final, los ratones no solo manejaron por un premio: condujeron por el placer del viaje, indica Xataka.

Otros animales al volante: perros, peces y más

Los ratones no han sido los únicos animales que han demostrado sus habilidades al volante. En 2012, la Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (SPCA) en Nueva Zelanda entrenó a perros rescatados para conducir automóviles adaptados. El objetivo era promover la adopción mostrando la inteligencia y capacidad de aprendizaje de los canes. Sorprendentemente, lograron girar el volante, frenar y acelerar con notable destreza.

Por su parte, investigadores israelíes llevaron el concepto aún más lejos al colocar peces dorados en vehículos acuáticos con ruedas. Mediante un sistema de detección de movimiento, los peces lograban dirigir el vehículo hacia objetivos visuales, demostrando que su capacidad de navegación no se limitaba al agua.

Estos curiosos experimentos revelan que distintas especies, motivadas por la recompensa o la simple anticipación del proceso, pueden dominar tareas complejas. Además, sugieren que el placer por la exploración y la sensación de control no es exclusivo de los humanos.

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