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Esto le pasa a tu cerebro cuando ves muchas horas de televisión, según estudios científicos

Pasar largas horas frente al televisor puede parecer un hábito inofensivo, pero investigaciones recientes demuestran que este comportamiento tiene efectos significativos

Esto le pasa a tu cerebro cuando ves muchas horas de televisión, según estudios científicos

Pasar largas horas frente al televisor puede parecer un hábito inofensivo, pero investigaciones recientes demuestran que este comportamiento tiene efectos significativos —y a veces contradictorios— en el funcionamiento del cerebro humano.

Un análisis llevado a cabo por el Hospital Universitario de Jena reveló que el exceso de televisión no solo puede perjudicar ciertas funciones cognitivas, sino también estimular otras de forma sorprendente.

Entretenimiento con efectos colaterales: ¿el maratón que agudiza la mente?

El estudio, publicado en Nature Scientific Reports, exploró cómo las sesiones intensas de visualización, como las maratones de series, pueden activar ciertas áreas cerebrales. Los participantes que vieron televisión hasta ocho horas diarias durante cinco días mostraron mejoras temporales en la memoria visual de corto plazo y una mayor destreza en tareas motoras, como la mecanografía.

Estos beneficios fueron especialmente notorios cuando las personas veían contenidos emocionalmente intensos, como thrillers o dramas con ritmo acelerado. Este tipo de narrativas parece desencadenar respuestas cognitivas similares a las que se activan durante el aprendizaje o la resolución de problemas, según reportes del medio 20 Minuten.

La estructura visual y narrativa de las series modernas podría actuar como un gimnasio para el cerebro, facilitando una respuesta más rápida ante tareas manuales o coordinadas. Así, la televisión estimulante —cuando se consume en dosis controladas— podría incluso funcionar como un potenciador cognitivo.

Pero no todo brilla: los peligros del abuso

Sin embargo, los beneficios potenciales no eliminan los riesgos del consumo excesivo. Diversos estudios han señalado que ver televisión en exceso está asociado con una reducción de la materia gris cerebral y un mayor riesgo de deterioro cognitivo, incluida la demencia. Investigaciones de Stanford Lifestyle Medicine advierten que pasar más de dos horas diarias frente a una pantalla puede afectar la toma de decisiones y la memoria de largo plazo.

Desde Colombia, la Universidad Industrial de Santander aporta evidencia adicional, sugiriendo que la exposición prolongada a pantallas altera el sistema límbico, clave en la regulación de emociones y en la consolidación de recuerdos. Estas modificaciones podrían estar relacionadas con el incremento de trastornos como el TDAH o los problemas de sueño.

El modelo del “córtex metamodal” propuesto por los expertos alemanes sugiere que el cerebro redistribuye sus recursos según el tipo de estimulación. Cuando la entrada visual domina —como en el caso de ver televisión durante horas—, otras áreas como la percepción sensorial o la memoria profunda pueden quedar desatendidas.

Efectos secundarios que van más allá del cerebro

El impacto de la televisión no se detiene en la mente. También repercute en el cuerpo. El sedentarismo ligado a este hábito suele acompañarse de una dieta poco saludable y escasa movilidad, elevando el riesgo de enfermedades cardíacas, obesidad y problemas metabólicos.

Además, las pantallas afectan los ciclos naturales del sueño. La luz azul y el contenido altamente estimulante interfieren en la producción de melatonina, dificultando el descanso nocturno y afectando directamente la capacidad de concentración y aprendizaje durante el día siguiente, indica Xataka.

Moderación, la mejor medicina

Lejos de demonizar el acto de mirar televisión, los especialistas coinciden en que el verdadero problema es la falta de equilibrio. Ver una serie puede ser entretenido e incluso beneficioso, pero debe integrarse dentro de una rutina activa y saludable.

Recomendaciones prácticas incluyen limitar el tiempo frente a la pantalla, evitar dispositivos electrónicos antes de dormir, y alternar el ocio pasivo con actividades que estimulen el cuerpo y la mente, como el ejercicio, la meditación o la lectura.

La Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. sugiere reemplazar parte del tiempo sedentario por interacciones sociales o actividad física, lo que no solo mejora el estado físico sino también la salud emocional.

Entre las estrategias más útiles está seleccionar previamente qué contenidos ver, evitar la televisión como ruido de fondo, y realizar movimientos suaves o estiramientos mientras se está sentado frente a la pantalla. Incorporar al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado o 75 de actividad intensa también es clave para mantener el cuerpo activo y el cerebro en forma.

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