Nuevo biomarcador sanguíneo hace posible anticipar si un anciano desarrollará Alzheimer
¿Por qué unas personas sufren Alzheimer y otras no?
¿Por qué unas personas sufren Alzheimer y otras no?. Y ¿por qué muchos individuos con el cerebro lleno de agregados amiloides tóxicos -un biomarcador de la enfermedad de Alzheimer- nunca llegan a tener demencias asociadas a esta enfermedad?.
Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh creen haber descubierto la respuesta: Unas células cerebrales en forma de estrella, llamadas astrocitos, son la clave para que la balanza en la enfermedad de Alzheimer se incline a un lado o al otro.
Los expertos han llegado a esta conclusión luego de realizar un estudio cuyos resultados se han publicado este lunes en "Nature Medicine"'.
Al analizar la sangre de más de mil ancianos sin deterioro cognitivo, con y sin patología amiloide, el equipo descubrió que sólo los que tenían una combinación de carga amiloide y marcadores sanguíneos de activación anormal de los astrocitos, sufrirían Alzheimer, un descubrimiento crítico para desarrollar fármacos destinados a detener la progresión.
"Nuestro estudio sostiene que el análisis de la presencia de amiloide cerebral junto con biomarcadores sanguíneos de la reactividad de los astrocitos es el método de cribado óptimo para identificar a los pacientes con mayor riesgo de progresar a la enfermedad de Alzheimer", dice Tharick Pascoal, profesor asociado de Psiquiatría y Neurología en Pitt.
"Es decir, los astrocitos son reguladores clave de la progresión de la enfermedad. El amiloide solo no es suficiente para desencadenar la enfermedad de Alzheimer", agrega.
ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
El Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo que genera pérdida progresiva de memoria y demencia, y que disminuye de manera importante la calidad de vida.
Esta enfermedad se caracteriza por la acumulación de placas amiloides (agregados proteínicos que se alojan entre las células nerviosas del cerebro) y grupos de fibras proteínicas desordenadas, llamados ovillos de tau, que se forman en el interior de las neuronas, indica EFE.
Por décadas, los neurocientíficos han considerado que la acumulación de placas amiloides y ovillos de tau no sólo es un signo de la enfermedad de Alzheimer, sino también su causa, por eso los fármacos que hay se han dirigido al amiloide y la tau y han obviado otros procesos cerebrales.
Pero hallazgos nuevos de grupos como el de Pascoal sugieren que algunas alteraciones en el cerebro, como el incremento de la inflamación cerebral, podrían ser tan importantes como la carga amiloide.
Hace dos años, Pascoal encontró que la inflamación del tejido cerebral desencadena la propagación de proteínas patológicamente mal plegadas en el cerebro y es una causa directa del deterioro cognitivo final en pacientes con enfermedad de Alzheimer.
El equipo ha encontrado que el deterioro cognitivo puede predecirse por medio de un análisis de sangre.
Los astrocitos son células del tejido cerebral que brindan oxígeno y alimento a las neuronas y las protegen de los patógenos pero como no conducen la electricidad y no parecían desempeñar un papel directo en la comunicación entre neuronas, se había pasado por alto su función en la enfermedad.
Las últimas investigaciones de Pitt cambian esta situación
El equipo estudió muestras de sangre de participantes en tres estudios independientes de ancianos sin deterioro cognitivo en busca de biomarcadores de la reactividad de los astrocitos -proteína ácida fibrilar glial, o GFAP- junto con la presencia de tau patológica.
El estudio reveló que sólo aquellos que daban positivo tanto para el amiloide como para la reactividad astrocitaria mostraban indicios de desarrollo progresivo de la patología tau, lo que indicaba predisposición a los síntomas clínicos del Alzheimer.
Los resultados tienen implicaciones directas para futuros ensayos clínicos de candidatos a fármacos contra el Alzheimer.
Dado que un porcentaje importante de personas con amiloide positivo no desarrolla Alzheimer, la positividad amiloide por sí sola no es suficiente para encontrar si un individuo debe recibir terapia o no. Para eso, es necesario encontrar marcadores de la reactividad de los astrocitos, como el GFAP, apunta el estudio.
La inclusión de otros marcadores en las pruebas diagnósticas permitirá mejorar la selección de pacientes con probabilidades de progresar a fases posteriores del Alzheimer y ayudará a afinar la selección de candidatos a intervenciones terapéuticas con más probabilidades de lograr beneficios.
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