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La Frontera Invisible

Entre bromas y veras, como es la costumbre en el banquete anual de los corresponsales en la Casa Blanca con el Presidente, Obama admitió que en 2013 no le fue nada bien. No habló de los primeros cuatro meses de este año que vaticinan que en 2014 podría irle peor. ¿Pero son justas las críticas? Sus enemigos le acusan de haber debilitado la imagen de Estados Unidos en el mundo y no se cansan de repetir que sus reacciones a cada crisis internacional revelan sus debilidades y no son dignas del presidente del país más poderoso del mundo. Le cuestionan su capacidad de liderazgo. Curiosamente, parecería que se le critica porque no se parece al presidente anterior olvidándose que se le eligió presidente precisamente porque la mayoría de los votantes le veían distinto y no querían repetir los costosos errores aventureros de su antecesor. Se le critica por intentar negociar con Irán para que suspenda su programa de armas nucleares en vez de unirse al coro que pide bombardear preventivamente las instalaciones donde se trabaja para desarrollar energía nuclear. El hecho es que por el momento hay un acuerdo tentativo que ha reducido la capacidad de Irán para fabricar armas nucleares y en tres meses se podría llegar a un acuerdo definitivo que solucionaría la crisis sin un solo disparo y sin derramamiento de sangre iraní o estadounidense. Y esto si el Congreso le permite la latitud necesaria para negociar en paz. También se le critica por el reciente atascamiento de las pláticas de paz entre palestinos e israelitas como si estuviera en su poder convencer a dos enemigos, cuyos intereses parecen cada vez más irreconciliables, que un mal arreglo puede ser mejor que una guerra perpetua. Los reclamos de sus críticos por no haber logrado la democratización del Medio Oriente después de una primavera que no duró ni la víspera son quizá los más irracionales que ha recibido. Más que mostrar la incapacidad de Obama para cambiar el régimen político en Egipto, Libia o Túnez, evidencian la brutal ignorancia de quienes todavía no entienden que la democracia no se exporta, o surge de la gente o no se da. Lo grave para el prestigio de Estados Unidos es que la ayuda financiera a los militares egipcios iniciada a finales de la década de los años 70 se mantenga. Esto significa que para Estados Unidos Egipto representa un interés estratégico que sobrepasa la capacidad del presidente en funciones. La tímida respuesta de Occidente, y aquí incluyo a Estados Unidos y a la Unión Europea, a las baladronadas de Vladimir Putin en su afán de recuperar el imperio soviético alentando la subversión en Ucrania también han suscitado un alud de críticas de parte de aquellos que añoran la resurrección del vaquero que a balazos acabara con el malvado macho ruso. ¿En verdad quieren que se repita el sonambulismo que condujo a la Primera Guerra Mundial y el mundo se enrede en una Tercera Guerra Mundial ahora por un pedazo de tierra en Ucrania? ¿Hay realmente quien piensa que enviando unas cuantas armas a Ucrania se impediría el avance de los tanques rusos? . De su política hacia América Latina no escribo nada porque no creo que Obama tenga una política hacia la región. En este sentido, es alentador pensar que el país más poderoso del mundo dejará a los países del hemisferio resolver sus problemas sin intervención extranjera aunque haya casos tan dolorosos como el de Venezuela en el que el régimen autoritario mata y encarcela a sus ciudadanos que piden un gobierno mejor. Es cierto que entre los discursos y las acciones de Obama parece haber un divorcio. Que da la impresión de estar ausente siempre posponiendo sus acciones. Que cometió un error mandando un ultimátum que después no cumplió pero que a cambio consiguió la eliminación de un arsenal químico. La elocuencia de su discurso en Egipto prometía un acercamiento esperanzador entre Estados Unidos y el mundo árabe que nunca se cumplió. ¿Fue su culpa? Lo dudo. Para mí, es muestra de sanidad mental que Obama no haya comprometido al país en otra aventura militar descabellada como la de Irak o Afganistán ni en Libia, ni en Siria ni en Ucrania. Esto no significa, por otro lado que Obama sea un pacifista. A Obama no le ha temblado la mano para atacar a sospechosos de terrorismo en Afganistán, Pakistán, Yemen o Somalia con aviones no tripulados, a veces con resultados trágicos para inocentes civiles, o para mandar fuerzas especiales a asesinar a Osama bin Laden en territorio pakistaní. Si Estados Unidos ha perdido su aire de invulnerabilidad lo que habría que preguntarse es si esto se debe a Obama o a que el país está expiando sus culpas por los errores que ha cometido y sigue cometiendo. Tres guerras perdidas en Vietnam, Afganistán e Irak que no le han traído ningún beneficio al país, y un sistema político dividido en dos facciones inflexibles e incapaz de resolver los grandes problemas nacionales mientras la infraestructura se colapsa, no se logra la independencia energética ni el equilibrio fiscal a largo plazo, no se crean suficientes empleos y la reforma migratoria duerme el sueño de los justos. *El autor es analista político. Estudió Filosofía en la UNAM.

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