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Casillero

“La libertad sin una autoridad fuerte e incólume, no es libertad al cabo de poco tiempo, sino anarquía” Antonio Cánovas del Castillo En los últimos años se ha hecho mas evidente que en apego a la ridícula frase de la “tolerancia”, los gobiernos en México han perdido en mucho el principio de autoridad y han permitido que por unos cuantos se ponga en riesgo las libertades de muchos que nos conducimos por el camino de la legalidad y del respeto al estado de derecho. Nuestro país ha pasado de un estado con un alto grado de autoritarismo y represión, como fue el sexenio del Presidente Díaz Ordaz, en el que no estaba permitida ninguna libertad ciudadana, a escenarios de profunda relajación como han sido los últimos 3 sexenios, en los que cualquier grupo de personas puede manifestarse en contra de algo, dañar a terceros en sus personas y en sus bienes y violentar la ley sin miedo a represalia alguna. En las últimas semanas amanecimos diariamente con noticias de actos de violencia, de quema de camiones o edificios públicos y lo peor de todo, con personas inocentes que son agredidas, golpeadas o incluso quemadas y todo esto ante la mirada atónita de una autoridad que en vez de imponer el orden, genera la burla de las hordas enloquecidas. Hace un par de días veíamos cómo hasta los policías son víctimas de la violencia y lo peor de todo, en manos de los formadores de las nuevas generaciones de mexicanos, estudiantes normalistas y maestros sindicalizados que en vez de estar frente a grupo enseñando valores cívicos y cultura, están dañando a los demás. La parte más triste en todo esto es la tibieza de nuestras autoridades, que han permitido que entidades como Oaxaca y Guerrero, pierdan la oportunidad de aprovechar el turismo que acostumbraba gozar de sus grandes atractivos y todo por un grupo de hampones que tienen azolada a la población, cerrando carreteras, destruyendo oficinas y quemando todo a su paso. Como si Atila hubiera regresado. Estos maestros continúan en su intransigencia porque no ha habido la fuerza de la autoridad que los retire de donde se encuentran y además les suspenda el pago de sus sueldos. Decía Nicolás Asimov que la violencia es el último recurso del incompetente y los vándalos de Oaxaca y Guerrero lo han tomado como su bandera de batalla. Uno se pregunta, que va a ser de los alumnos, que tuvieron el infortunio de contar con un maestro radical y flojo, pero que cuenta con el apoyo de un sindicato corrupto y agresivo. Estos jóvenes terminarán con una educación cada vez más deficiente o peor aún aprenderán a quemar camiones y a violar la ley. En México estamos viviendo una nueva época, parece que estamos pasando de una auténtica democracia a una “gritocracia”, en donde quien grita más, logra más, aun a pesar de pisotear los derechos humanos de los humanos derechos. Correo electrónico: cabildeo1@prodigy.net.mx El autor es catedrático universitario

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