Educación
Por el derecho a la libertad de expresión. Nuestra ciudad -Tecate- siempre se ha caracterizado por se limpia en lo general y en lo particular. Los habitantes hacemos lo posible porque nuestras calles se mantengan libres de suciedad. Nos gusta mostrar el compromiso de ser limpios y de agacharnos a levantar la basura. Aunque siempre existen sitios en los cuales en acumula la suciedad de manera especial, hay organizaciones civiles que realizan eventos anuales exitosos para limpiarlos. Así, como un compromiso asumido de manera particular pero también como sociedad, la hemos mantenido dentro de los límites de la higiene. Ante esta tendencia ciudadana hacia la limpieza municipal, existe la parte contraria, la que tiene la obligación institucional, o sea el Ayuntamiento, que siempre deja mucho que desear en este aspecto. Como siempre sucede, es la Alcaldía quién no muestra ninguna acción tendiente a mejorar nuestro entorno. Solo se ha comprometido a mantener, más o menos limpia, la zona centro de la ciudad. Sin embargo, después de la huelga del sindicato de burócratas, cuyo impacto se sintió diréctamente sobre la acumulación de los deshechos de los hogares y de las empresas de todo tipo, se pensó que la alcaldesa se iba a volcar en atender el levantamiento constante y consistente de la basura, pero no fue así. Tecate sigue acumulando suciedad por doquier. Sus lloriqueos y las quejas que teatralmente expuso ante sus seguidores, como un esfuerzo por desvirtuar el movimiento huelguístico, no tuvo ningún efecto posterior al fin de la huelga. Tecate luce sucio, descuidado y con zonas céntricas en total abandono. Esto no lo digo por el solo hecho de agredir. Yo vivo en el Fraccionamiento San Fernando, a unos ochocientos metros del edifico de la Presidencia Municipal. La calle Huetamo -mi calle- es una de las más transitadas y, probablemente, la que tiene más accidentes denunciados o no, en la ciudad. Con más de sesenta años de existencia como vialidad debería estar en excelentes condiciones. Pero no. La pavimentación se desmorona cada que llueve y, como el tránsito vehicular es extremo, la calle se está deshaciendo. Está mugrosa, llena de grava y polvo que se acumula en las casa y automóviles y penetra en nuestros pulmones diariamente. Los vecinos tenemos que barrer constantemente para evitar accidentes provocados por las piedras que se convierten en proyectiles capaces de aniquilar a una persona. Mi familia, y creo que la de mis vecinos también, no debe ni un solo cinco del impuesto predial, al que la alcaldesa publicita diciendo que se utiliza en recolección de basura, seguridad pública y otros asuntos. Pero la verdad, no está usando ni un solo cinco en nuestra vialidad. Nereida Fuentes resultó un fiasco para los tecatenses que la eligieron. Yo no voté por ella, pero tengo el derecho a criticarla en este y muchos aspectos porque cumplo con mis obligaciones ciudadanas y ejerzo mis derechos constitucionales. Ella, por el contrario, hace caso omiso de sus obligaciones porque, al parecer, le dedica tiempo completo a su rancho, a los cochis y a las carnicerías que tiene. Nuestra ciudad se encuentra abandonada, sucia y con una alta inseguridad que la ha convertido en un sito peligroso de visitar, y todo esto es producto de esta administración irresponsable que padecemos. Vale. * El autor es Lic. En Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.
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