Educación
El supuesto ejercicio interno de la elección del candidato a la presidencia municipal de Tecate, efectuado en el PRI, mostró de manera contundente el agonizante estado en el que se encuentra este partido a nivel local, estatal y nacional. Los candidatos que emergieron voluntariamente se vieron rebasados por la oxidada mecánica de engranes sucios, que representa su dinámica interna y les impusieron otros. Al final del supuesto proceso interno de destapes, aparecieron dos aspirantes que no lograron motivar a nadie ni crearon ninguna expectativa a la población. El PRI en Tecate está en plena debacle. Los ciudadanos que antes participaban de manera entusiasta en las campañas, que debieran estar constituyéndose en avanzadas promotoras del voto, no aparecen por ningún lado. Resulta indudable el hecho de reconocer que incluso los priístas votaron por candidatos contrarios a este partido, en las elecciones federales, y que las bases sólidas que tenían ya no existen. Nadie les tiene confianza y se han ganado el repudio por su larga vida de corrupción y saqueo de las arcas municipales. Ellos mismos saben que sus gobernantes se han enriquecido con los recursos financieros municipales. También saben que el enriquecimiento ilícito con el cual se beneficiaron pudiera ser investigado judicialmente, si no tuvieran el amparo de los funcionarios actuales. Sería cuestión de ver sus declaraciones financieras iniciales -cuánto tenían cuando fueron electos- contrastadas con lo que actualmente poseen. Veamos por ejemplo a los siguientes expresidentes tecatenses: Joaquín Sandoval era maestro del Cetis 25 y ahora tiene un rancho con caballos no sé si pura sangre pero que su manutención implica tener excelentes ingresos. ¿De dónde los saca si es un maestro jubilado? Constantino León también tiene rancho; Javier Urbalejo era arquitecto con ingresos medianos, y ahora tiene una flota de automóviles que superan con mucho lo que ganó durante su administración; por último, Nereida Fuentes dueña de rancho, criadora de cochis y propietaria de carnicerías. El desprestigio que arrastra Urbalejo lo ponen como el lógico perdedor en las próximas elecciones. Durante su gestión como presidente municipal no tuvo las agallas para enfrentar con pruebas, la denuncia penal que aún enfrenta, que pudiera haberle liberado de ella. El expediente está vivo y sigue su proceso. Tampoco contestó a la denuncia de juicio político hecha ante el Congreso del Estado, pero sí utilizó a los diputados priístas y a sus aliados panistas para que lo protegieran. Pareciera que el PRI tecatense, al elegir a su candidato, estuviera también haciendo una manda o promesas ante la iglesia, comprometiéndose a ser buenos si se les concede el triunfo. Lo malo es que ya tienen metido hasta la médula ósea la tendencia hacia la corrupción. Miran la silla presidencial como un medio para seguirse enriqueciendo y perpetuándose en la política local. Su plan es cubrir sus fechorías como ahora anda tapando los baches Nereida Fuentes, echándoles tierrita. Es sorprendente el nivel de respuesta que le dan a los problemas del municipio. Salidas fáciles a problemas difíciles, que requieren de soluciones de largo plazo. Así han trabajado siempre, beneficiándose ellos a costa de la ciudad. Por eso este partido está en la ruina, porque ha traicionado a la población y a sus electores. Vale. * El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.
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