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Por el derecho a la libertad de expresión. La única posible respuesta al dilema de por qué el PRI decidió participar en las próximas elecciones para la presidencia municipal en Tecate con estos candidatos, es que nadie quiso arriesgarse. La mala vibra que lanza este partido a la ciudadanía, más las pésimas administraciones municipales que hemos padecido -incluyendo la actual- les dieron razones suficientes a los priístas locales para no postularse. Por consiguiente, los expresidentes municipales Javier Ignacio Urbalejo Cinco y su tío Juan Vargas Rodríguez fueron la única opción. No había más. Ambos, muy desprestigiados por sus administraciones fallidas, tienen una ínfima posibilidad de ser electos. En el caso de Urbalejo Cinco, su enriquecimiento ilícito al final de su administración fue tan notorio, que nunca pudo salir a defenderse y comprobar lo contrario. A pesar de que expresó a un periódico local que su declaración patrimonial estaba abierta al público, cuando ésta fue solicitada vía la Unidad Municipal de Acceso a la Información, no permitió que se publicara. Obviamente, no iba a tener cómo hacer aclaraciones que lo libraran de los ilícitos cometidos. También pesa sobre él junto con un grupo de tecatenses traidores, la firma del acuerdo de límites territoriales por medio del cual, Tecate perdió cientos de hectáreas de terreno que históricamente le habían pertenecido. Por su parte el chabacano Juan Vargas Rodríguez, cuando fue alcalde tuvo dos pifias enormes de las cuales no quiere acordarse. Primero, junto con su cabildo, impuso un toque de queda para los menores de edad que nunca funcionó. Para ello habilitó un Volkswagen con el cual, decía muy ufano, estaba controlando y educando a la juventud. Sin embargo, la medida fue un completo y rotundo fracaso. De la misma manera, o sea arbitrariamente, modificaron el Reglamento de policía y buen gobierno, para establecer que toda persona vestida de mujer transitando en vía pública, iba a ser remitida a la comandancia de policía, para ser sancionada. Dicen, yo no lo afirmo, que esto obedeció a una mala experiencia que tuvo con un homosexual. Sea cual sea el asunto, la comunidad homosexual, gay, travestis, lesbianas, etcétera, realizaron una manifestación de carácter mundial que les retornó sus derechos humanos y puso en ridículo a este fallido represor. Cuando fue diputado local, se la pasó levantando el dedo y aprobando todo lo que le ordenaron, sin discusión alguna. Estos son los candidatos con los que el fallecido PRI intenta conservar la presidencia municipal de Tecate. Para ello lanza discursos sin ton ni son, estableciendo que ellos son la respuesta a los retos que nuestra ciudad tiene. Sin embargo, los antiguos miembros de este partido político ya se esfumaron o establecieron nuevas relaciones con otros. Los pocos tricolores participantes en la campaña por la gubernatura blanden banderas monótonamente, sin ningún entusiasmo por la experiencia cruel que los llevó al tercer sitio en la escala de la votación nacional. Existe una enorme posibilidad de que no alcancen el número de votantes necesario y requerido legalmente, para que conserven el registro local. Si esto sucede, solo se estaría corroborando lo que todos ya reconocemos: El PRI ha muerto. Vale. * El autor es Lic. En Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.

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