Educación
Cuando se pensó que nuestro estado iba a ser punta de lanza en este siguiente proceso electoral, por la calidad del proceso electoral, la realidad nos está llevando a los mismos escenarios por los que ya hemos transitado anteriormente. Nada ha cambiado, salvo que el presidente de la república es un terco luchador social que logró, por empecinamiento, ser el que ocupa la silla principal. Su filiación político-partidaria radica en un nuevo organismo que él mismo formó y que, ahora, está aglutinando a la mayoría de la población, incluyendo a muchos militantes de los antiguos partidos. Lo que sorprende, después de aquellos discursos encendidos en los cuales se hablaba del combate a la corrupción, es nada indica que se vaya a actuar contra ella. Morena parece ser la mezcolanza que junta a los corruptos de todos los partidos, y los quiere revolver con los ciudadanos que si quieren un cambio y buscan mejores condiciones democráticas para la nación. El PAN, el partido en el poder que, si bien antes era el punto de referencia y la fuerza que vencer, ahora se ha transformado en un grupo político tratando de conservar el registro. En las pasadas elecciones federales logra un deshonroso tercer lugar y queda desequilibrado internamente. Algunos de sus cuadros políticos más importantes y notorios han emigrado al partido del presidente y a otros, tratando de ubicarse y conservar el empleo. Como partido político ha servido de amparo al actual gobernador, a quien ha protegido a ultranza de todas las corruptelas y del enriquecimiento inexplicable del que se le acusa. De la misma manera, no se ha definido ante la enorme corrupción de los gobernantes de los cinco municipios, actuales y pasados. Está en peligro de perder su registro y deberá hacer un trabajo extraordinario para conservarlo. El PRI por su parte, anda tan perdido y descontrolado, que ni las luces de su local enciende. Las campañas que eran un festejo para sus militantes ahora lucen lánguidas y apagadas. La huida desenfrenada de sus cuadros hacia Morena, está acelerando la debacle. En los últimos treinta años no logró recuperar la gubernatura y sus diputados, con una muy baja calificación ciudadana, se han caracterizado por ser un grupo de levanta dedos que votan acuerdos que dañan a la ciudadanía. Los últimos arreglos aprobados en el Congreso -sin consultar a los bajacalifornianos- nos endeudarán inmisericórdemente por decenas de años. Con este desprestigio a cuestas hay que agregar que ahora pocos serán los aportes para despensas que lograrán reunir, por lo cual en sus mítines escasearán los votantes. Este partido está contra la espada y la pared. En Tecate por falta de aspirantes impuso a un candidato a la presidencia municipal, con una carrera de corrupción y denuncias penales por peculado y otros delitos que, dice él, son mediáticos. Sin embargo, no ha abierto su declaración patrimonial para que compruebe que no se enriqueció con nuestros recursos financieros. Estos sólo algunos datos lanzados al aire, para establecer un piso sobre el podamos hacer el ejercicio de evaluación de los partidos. Las elecciones ya están aquí y los políticos hambrientos de poder les ofrecerán todo, menos la seguridad de su honestidad. Vale. * El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.
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