¿Cuándo?
Esta simple pregunta es muy difícil de contestar, cuando se trata de entender a nuestra ciudad.
Esta simple pregunta es muy difícil de contestar, cuando se trata de entender a nuestra ciudad.
Tijuana es una noble comunidad que recibe a todos por igual, brindándonos todas las oportunidades para prosperar. Quienes aquí hemos llegado lo hemos hecho por muchas razones, pero la constante siempre ha sido la búsqueda de algo mejor a lo que teníamos en nuestra ciudad de origen. Somos una ciudad joven, creativa y pujante que ha sabido adaptarse a diferentes épocas y circunstancias a través de la historia, siempre encontrando lo positivo ante la adversidad.
Al acoger sin distingo a tanta gente, Tijuana ha experimentado épocas de gran crecimiento y expansión urbana que, debido a esto, se han ido generando amplios rezagos en infraestructura urbana y servicios públicos que pareciera son imposibles de abatir. Recolección de basura, inseguridad, transporte público, alumbrado, bacheo, equipamiento urbano y casi cualquier servicio público o infraestructura urbana están reprobados o “pasan de panzazo” por su mala calificación. Ni como esperar que las cosas mejoren cuando nuestras autoridades en ocasiones no son capaces ni siquiera de aplicar reglamentos y leyes que sin duda harían mejor nuestra convivencia en la ciudad. Pareciera que hacer lo mínimo necesario por tener una mejor ciudad, fuera una tarea imposible de realizar ya sea por intereses, ignorancia, indiferencia o miedo a actuar.
No tengo la fórmula perfecta para cambiar a nuestra ciudad y dudo mucho que alguien la tenga, pero creo firmemente que, con un poco de sentido común, mucha creatividad, harta honestidad, verdadera unidad y mucho trabajo lo podríamos lograr. Tijuana no aguanta 3 años más de proyectos fallidos, ocurrencias y saqueo por un puñado de sinvergüenzas que cada ciclo se llenan los bolsillos a costa de todos nosotros, mal administrando los escasos recursos que tenemos para atender la ciudad. Tenemos que alejarnos de gobiernos improvisados, que parecen ser ya tan normales en este país y que han provocado que perdamos nuestra capacidad de asombro ante tanta impunidad, corrupción e incompetencia. Esto no debería ser lo normal.
Las ciudades latinoamericanas que han logrado romper la espiral autoalimentada de los gobiernos incapaces y corruptos como los que frecuente hemos vivido en nuestro país, lo han hecho de la mano de la sociedad, privilegiando la capacidad y probidad de los funcionarios por encima de su afiliación o afinidades políticas, logrando establecer sólidas reglas para que se mantengan en el gobierno los servidores públicos responsables, preparados y honestos. Este sueño de tener constante y sostenidamente buenos gobiernos debería ahora estar más cerca de nosotros ya que los gobiernos tendrían que ser más responsables, honestos y competentes ante un escenario donde ya se permite la reelección y donde la evaluación de sus acciones positivas o negativas tendrán consecuencia directa en el futuro político de sus partidos y ellos mismos.
Creo firmemente que los tijuanenses merecemos más, y reto respetuosamente a los que actualmente nos gobiernan y a quienes aspiran a ello en el futuro cercano, a que piensen más allá de sus partidos, de sus intereses, de las siguientes elecciones y tengan a bien hacer lo que sea necesario para cambiar positivamente nuestra ciudad. Que sean creativos, honestos, competentes y responsables con la tarea que les hemos encomendado, para que algún día podamos iniciar a revertir los rezagos que nos han ido heredando. Pero ¿Cuándo?.
* El autor es arquitecto tijuanense, pro ciudades compactas.
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