De la gloria al infierno
La política es como la rueda de la fortuna, a veces se está arriba y a veces se está abajo, o es también como dice la canción del columpio, cuando sube se siente bonito, pero cuando baja eso duele mucho.
La política es como la rueda de la fortuna, a veces se está arriba y a veces se está abajo, o es también como dice la canción del columpio, cuando sube se siente bonito, pero cuando baja eso duele mucho. Cuando se está arriba y se tiene poder, los amigos sobran, hay fama, dinero y todos se disputan el estar cerca del “jefe”. Pero cuando se acaba el poder, se acaban los amigos, vienen las ingratitudes, las traiciones, viene la soledad, el aislamiento o el destierro y, en consecuencia, el desamparo político. Ya no es elogiado, ni escuchado, su palabra es un cero a la izquierda, nadie le hace caso, ha perdido el encanto y la autoridad. Su corona ha sido abollada, su aureola de buen gobernante se extinguió, igual que su hálito de vida política. Su encanto de gran jefe, cabellera blanca se borró como por arte de magia. Los medios masivos de comunicación, ya no lo toman en cuenta, no resaltan sus grandes obras y logros. Los ciudadanos prefieren dar vuelta a la página, no saber nada y olvidar las promesas incumplidas. Esto es ley de vida, les sucede a todos los gobernantes, sin importar el nivel. La diferencia es que hay muchos que no se resignan a perder el poder. Se creen merecedores de todas las consideraciones de las cuales disfrutaron durante el ejercicio del poder. Además, se creen iluminados por los designios de dios, sin ellos, todo se vendrá por la borda, nadie puede ejercer el poder, mejor que ellos.
No hay excepciones, esto les ocurre a todos los políticos y es muy probable que esto le esté sucediendo al exgobernador Jaime Bonilla. Quién tuvo todo el apoyo de su amigo el presidente de México, para ser el mejor gobernador de la historia y haber aprovechado su cercanía para realizar grandes transformaciones para Baja California. Perdió la brújula, lo alcanzó la patología del poder, no hizo política, ni construyó puentes con el sector empresarial, al contrario, se dedicó a denostar y minimizar a los dueños del capital. Fueron muchos empresarios los que le sacaron la vuelta, por tanto, el fomento al crecimiento económico nunca llegó. Todo lo desaprovechó.
Hoy salen y seguirán saliendo todos los negocios que el exgobernador Bonilla, realizó durante su mini administración. Hasta ahora, lo que se sabe, es que se ha quedado sin la senaduría y sin ningún puesto de importancia a nivel nacional. En lugar de retirarse y optar por el silencio sepulcral, que caracterizó por muchos años a los expresidentes de la república y gobernadores emanados del PRI, se ha dedicado a entrometerse y presionar en asuntos que corresponden exclusivamente a la joven gobernadora Marina del Pilar.
Fue su personalidad, su forma de ser, irónico y en ocasiones rayando en la prepotencia lo que le creó antipatía, tan es así, que de una elección a otra- de la senaduría a la gubernaturaperdió más de 400,000 votos. Hubo manifestaciones de inconformidad de la clase política nacional por su terquedad de cambiar las leyes a su conveniencia. En su momento se escucharon voces importantes de los líderes de todos los partidos reprobando la intentona de Bonilla por cambiar las leyes. La reforma constitucional impugnada fue promovida por el PAN, MC, PRD, PRI y CNDH, de tal manera que la última palabra la tuvo la Suprema Corte de Justicia de la nación (SCJN), donde los ministros por unanimidad dieron marcha atrás a las modificaciones a la Constitución. En su momento, el presidente de la Suprema Corte de Justicia Arturo Zaldívar calificó la “ley Bonilla” como un gran fraude a la Constitución y al sistema democrático. Fueron muchos los desaciertos de su gobierno, que difícilmente se agotarían en una sola colaboración. A todo lo anterior, habría que agregarle que recientemente el Gobierno de Baja California prepara medidas legales contra funcionarios por la licitación de la planta solar, en contra de todos los que pudieron haber actuado de manera incorrecta en el desarrollo del proyecto de la planta solar fotovoltaica. Como podrá observarse, esto puede ser el principio de una serie de irregularidades que saldrán a flote. También el inicio de la debacle, del que pudo y no quiso ser el mejor gobernador de BC. Su suerte está echada y recorrerá de “la gloria al infierno”.
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