Seis meses en pitos y flautas

Como ya lo he dicho aquí hasta el cansancio, Tijuana, Baja California en general, requiere de un trabajo gubernamental que vea hacia el futuro para resolver los temas que nos tienen detenidos para volver a ser un referente en el país.

Nunca hemos sido modelo de desarrollo urbano (casi cualquier estado y ciudad de México es mejor que nosotros en ello), pero sí en el ámbito económico, cultural, deportivo, turístico y de oportunidades.

Después de un gobierno tan malo como el de Kiko Vega y de uno de ocurrencias como el de Jaime Bonilla, hubiera esperado que quien siguiera, se distinguiera de inmediato con acciones que hicieran notar que no era ni uno ni otro. Desafortunadamente, aún no es así.

En materia local, viniendo de un gobierno caótico como el del “Patas” y uno francamente errático como el de Arturo y Karla, lo esperable era que el sucesor se notara fácilmente como uno con la intención de diferenciarse. Aún no sucede.

Fuera de dos ó tres acciones medianamente rescatables como política pública, la verdad es que el monstruo sigue ahí: la economía estancada, el caos vial presente, la violencia organizada y desorganizada a sus anchas, ningún proyecto de infraestructura en marcha, ¡no hemos ni tapado los baches en las ciudades ni en los sitios turísticos!

Mucho jijiji, mucho jajaja, pero no hay substancia que resaltar. Mucho Facebook, mucho mensaje, muchos “lives” pero, en esencia, seguimos igual que al inicio de la administración de Marina y Montserrat, con grandes retos por delante.

Pero no me mal entiendan. Estoy diciendo esto para ver quien se pone las pilas y aprovecha el mucho tiempo que les queda en sus gobiernos, porque soy “buenísimo” para que funcionarios municipales y estatales se enojen (molesten, “sientan”) conmigo cuando cuestiono estos temas, pero este es más un grito de auxilio que una llamada de atención que les hago como ciudadano: el tiempo pasa y nunca perdona, diría Juan Gabriel.

Tengo la expectativa de que algo bueno podría suceder en el futuro inmediato. Mi Tijuana no se merece la inacción y ciertamente no se merece que perdamos el tiempo.

En materia municipal ya lo he sostenido hasta el cansancio: agua, pintura y jabón en primera instancia: limpiar, limpiar, limpiar. Luego, hay que ordenar el caos (el vial, el de construcción, el de operación de empresas y ambulantes, el de anuncios, el de recolección de basura). Lo demás es lo de menos.

Para el Gobierno del Estado se requiere que le metan acelerador a dos temas: la creciente inseguridad junto con el ineficiente sistema de justicia y la ejecución de grandes proyectos de infraestructura que detonen el desarrollo, la inversión, los empleos, la competitividad.

Quizás el tema educativo sería otro gran tema a reformar y poner atención. El asunto de apoyo a la gente necesitada se lo pueden dejar al gobierno federal, que tanto le gusta y quizás sea lo único que le salga (medio) bien. De Salud y proyectos regionales pues, aquí seguimos esperando que inicien con los tantos anuncios de carreteras y hospitales que nada mas no se ven para cuándo los concreten. En resumen, les pido acción: convirtamos sus gobiernos en los mejores que hayamos tenido. Ojalá.