La mejor empresa del mundo
Hace unos días tuve la oportunidad de asistir al evento que organizó el Consejo Coordinador Empresarial de Tijuana en donde reconocieron públicamente la trayectoria de cuatro empresarios ejemplares que han marcado el desarrollo de nuestra comunidad.
Hace unos días tuve la oportunidad de asistir al evento que organizó el Consejo Coordinador Empresarial de Tijuana en donde reconocieron públicamente la trayectoria de cuatro empresarios ejemplares que han marcado el desarrollo de nuestra comunidad: Raymundo Arnaiz Rosas por su aportación al desarrollo inmobiliario a través de su empresa FRASA y demás contribuciones sociales; Roberto Castro Torres por Farmacias Roma y Fundación Castro – Limón; Jorge Kuri Rojo por ABC Aluminum y las causas sociales que apoya; y Juan José Plasencia Félix por su aportación en la industria gastronómica de la región.
Durante el evento hubo oportunidad de conocer la opinión de ellos mismos, de sus familiares, amigos, socios y colaboradores. Si bien las visiones comerciales y empresariales de los cuatro son diametralmente opuestos, sí hubo una clara y contundente coincidencia entre ellos: “la familia es la empresa más importante”.
Obviamente la expresión es figurativa, pero encierra enormes verdades. Me explico:
La familia, vista como empresa, es algo que debe ser tomada en serio pues en ella hay varios “socios” que juntos trabajan, conviven y aprenden. ¿A poco no? Vamos, la familia es el centro en donde los hombres y las mujeres aprenden a ser. Así de sencillo.
Para que una persona se desarrolle y trascienda con más faciliad, ayuda mucho la presencia estable de una familia. Es en la familia donde, además de otras cosas, se aprende a descansar, a relajarse, a disfrutar la casa, a romper hábitos negativos, a convivir con otros, a discutir, a preocuparse por otros, a resolver retos, a conocer más a la pareja y conocerse también a uno mismo.
Dicho esto, tiene todo el sentido del mundo la sentencia de los cuatro galardonados: la familia es la empresa más importante. ¿Y por qué? Porque también los retos de la empresa tradicional se viven en casa. Cuatro ejemplos:
Se aprende a ORGANIZAR las tareas, a definirlas y a trazar un plan para ejecutarlas.
Se aprende a MOTIVAR a la tropa porque no se llega a ningún puerto con marinos derrotados y sin esperanza.
Se aprende a DELEGAR tareas para que en equipo se avance más rápido. Si a una persona se le carga toda la responsabilidad, será muy complicado llegar a la meta.
Se aprende a DEFENDER los proyectos, los sueños y los valores que en ella se forman.
Hablar de familia tampoco es sinónimo de perfección porque somos las personas quienes, llenos de imperfecciones, tomamos las decisiones y enfrentamos las consecuencias. Aún así, es el modelo (familia) el que muestra la mejor alternativa para que el ser humano se desarrolle de forma integral y trascienda. Por eso será siempre bueno defenderla cueste lo que cueste.
Convertir una “casa” en “hogar” no es cosa fácil. Y menos en tiempos donde esta milenaria institución pareciera estar en la mira de agendas e ideologías políticas de moda que presionan agresivamente para dejar de ver a este modelo como el núcleo de toda sociedad.
Sin duda, la familia es la principal y mejor empresa del mundo.
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