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¿Cuál es el peligro de la militarización?

En México el gobierno de Andrés Manuel López Obrador avanza a pasos acelerados hacia la militarización, pero muy pocos conocen cuáles son los peligros de militarizar la seguridad pública y de mantener al Ejército en las calles hasta 2028, tal y como acaba de ser aprobado por los diputados de Morena, el PT, PVEM y su nuevo aliado el PRI.

En México el gobierno de Andrés Manuel López Obrador avanza a pasos acelerados hacia la militarización, pero muy pocos conocen cuáles son los peligros de militarizar la seguridad pública y de mantener al Ejército en las calles hasta 2028, tal y como acaba de ser aprobado por los diputados de Morena, el PT, PVEM y su nuevo aliado el PRI.

En realidad hay una gran ignorancia alrededor de este tema. Para un gran porcentaje de la población que ahora está viviendo los estragos de la delincuencia y la violencia del crimen organizado, la intervención del Ejército y en general de las fuerzas armadas le parece lo más apropiado. Una actitud que se refuerza por la desconfianza que tiene en las policías estatales o municipales.

La mayoría de las mediciones demográficas arrojan este dato desde hace años. De todas las instituciones relacionadas con la seguridad, el Ejército es el que sale mejor evaluado y en el que más confía la población.

La gente no está involucrada en el debate sobre las consecuencias de la intervención del Ejército en la seguridad pública, y menos conoce los riesgos que puede traer su creciente injerencia en esta y otras muchas actividades. El gobierno de AMLO se está aprovechando de esta percepción para engañar a la opinión pública.

Por ejemplo, la gran mayoría de la población no sabe que el Ejército, por su propia formación, no es una fuerza apta para cumplir las tareas de seguridad pública. No está entrenado para ello. Su función es otra, como la de hacerse cargo de la seguridad nacional, cuidar y proteger zonas estratégicas del país ante la amenaza de otros países, etcétera.

El otro punto fundamental que la población ignora, o está poco informada, es que después de 15 años de que el gobierno (de Calderón a Peña Nieto) involucró al Ejército en tareas de seguridad, los resultados hasta ahora son nulos o desastrosos. Al contrario, los índices de violencia aumentaron y las bandas delictivas tendieron a multiplicarse.

De ahí nació el debate en el que hemos estado metidos desde entonces. AMLO siendo candidato a la presidencia se comprometió a cancelar esta política y se propuso “regresar el Ejército a sus cuarteles” de llegar a la presidencia. Pero ahora se ha arrepentido de ello y les ha entregado todo el poder a los militares. Ahora él es el abanderado de la política que tanto criticó a Calderón, promoviendo acciones ilegales o anticonstitucionales con tal de entregarles la seguridad pública a las fuerzas armadas.

Pero, además, lo hace sin decirle a la gente que la Guardia Nacional, ahora en manos del Ejército, va a continuar con la misma política de “Abrazos, no balazos” que ha adoptado el gobierno de AMLO, mientras se disparan las acciones donde las bandas delictivas controlan ya estados enteros.

La visión de López Obrador sobre el Ejército es peor que la de Calderón. Porque no sólo le está entregando la tarea de la seguridad sino también lo está haciendo partícipe de otras muchas responsabilidades económicas y sociales.

En mi explicación, el papel protagónico que AMLO le está otorgando al Ejército obedece a que es la única fuerza o la única institución en que confía para preservar sus logros o algunas de las reformas que ha venido promoviendo. En su visión, el Ejército sería el obstáculo más importante ante el posible retorno de los conservadores al poder.

Es decir, de manera sutil y calladamente, AMLO le está asignando a las fuerzas armadas un papel eminentemente político, abriendo con ello la posibilidad de que sean esas fuerzas las que decidan en lo sucesivo la composición del gobierno.

Es increíble que sea el mismo López Obrador el que abone el terreno para que en México se pueda constituir un “gobierno militar”, o un equilibrio de poder donde el Ejército tenga un papel determinante. ¿Será que prefiere hacer eso ante su temor de que otros partidos y otros grupos recuperen el poder en nuestro país?

Estamos ante un vuelco inédito y jamás imaginado, y en una de las coyunturas más peligrosas del país, con un presidente (que se reclama de izquierda) que está destruyendo a los partidos de oposición, tiene sometido al poder legislativo y bajo amenaza al judicial, y, ante los ojos de todos, le está entregando todo al poder a las fuerzas militares.

No es un problema de seguridad el que se está discutiendo en México, hay que abrir los ojos, sino el traslado del poder civil a los militares por parte del mismo presidente López Obrador. Quizás algunos lo aplaudan y los morenistas inclinen la cerviz, y la población lo apoye, pero todo eso lleva hacia un gobierno militar.

Y, hay que recordarlo, aquí y en cualquier otra parte los militares gobiernan con las armas y la supresión de las libertades. ¿Eso queremos para nuestro país?

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