No podría haber sido diferente
Por el derecho a la libertad de expresión
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Los resultados confirmaron que el PRI iba a terminar cediendo a los deseos/órdenes de López Obrador, al votar en la Cámara de Diputados por la permanencia del Ejército en las calles. La historia política de este partido está llena de traiciones al país, a su membresía, a sus ideales, al proyecto de partido. Siempre iban por todo lo que les permitiera a sus dirigentes incrementar sus fortunas y el poder que detentaban. La dinámica de los meses y días anteriores a la votación que se dio ayer, tenía un fin previsto: El PRI iba a traicionar al bloque de oposición, y a romper el proyecto por la presidencial en las próximas elecciones. Paradójicamente, este golpe traidor no afecta a las bases de este partido, pues ya no existen. Casi la totalidad de los priístas lo abandonaron, cuando votaron por López Obrador. Así que, la división solo se dará entre los dirigentes.
En lo personal, estoy convencido de que la presencia del ejército en las calles del país es necesaria. La incapacidad y falta de compromiso de los cuerpos policíacos y de protección ciudadana es innegable, pues sus resultados no solo son pésimos, sino que parecen inexistentes por el excesivo grado de impunidad. Si bien es cierto que las fuerzas armadas en general tampoco son confiables, al menos tienen la capacidad armamentista y la organización militar, para enfrentar al crimen organizado, con cierta eficacia. Los actos de corrupción se dan en todos los ámbitos de la dinámica nacional, y las fuerzas armadas no son la excepción. Sin embargo, en un momento dado, tendrían el número, el entrenamiento y las tácticas y estrategias para confrontarse con grupos organizados militarmente, pertenecientes a la delincuencia. Desde este punto de vista, apoyo la presencia militar en las calles.
Pero de que el voto priísta en la Cámara de Diputados estaba cantado, nunca lo dudé. El dirigente nacional del PRI que se mostró agresivo y desafiante contra López Obrador, nos dio suficientes pistas antes de la histórica votación, de que negociaba en lo oscurito, la no vinculación de las denuncias de enriquecimiento ilícito que sobre él pendían. El bravucón pasó a ser lo que siempre han sido los dirigentes del PRI,
un subordinado más del poder ejecutivo nacional en el país. Con esta actitud sumisa el partido en el poder incrementa sus posibilidades de conservar la presidencia de la república, y la mayoría de las elecciones nacionales próximas a celebrarse. Por su parte, con esta sumisión, los priístas seguirán recibiendo sus participaciones financieras por otro período, que es lo que realmente buscaban.
La historia del PRI y sus dirigentes está plegada de traiciones a los mexicanos, que votaron por ese partido durante siete décadas. Con toda la enorme capacidad publicitaria y los medios subordinados a ellos, nos llenaron la cabeza de humo y les creímos sus mentiras de tanto escucharlas. Cuando los mexicanos comenzamos a revelarnos y nos manifestamos en contra de la corrupción, las cosas comenzaron a cambiar. Las demandas crecieron y la consciencia ciudadana de que teníamos derecho a un mejor país, y a vivir dentro de un régimen democrático, comenzó a minar el poder de este invencible partido. Ahora es un remedo de lo que fue y no tarda en desaparecer por falta de membresía y de apoyos efectivos con votos emitidos.
Ya siendo historia la votación en la Cámara de Diputados, a ese partido solo le queda vivir limosneando posiciones y añorando el poderío que nunca supieron valorar ni conservar. Cuando estuvo en el poder era desdeñoso, impositivo, promotor de la corrupción, gandalla, abusivo y golpeador. Como vencedor de muchas batallas, hizo lo que quiso y promovió la corrupción hasta sus más graves manifestaciones. Manejó los recursos financieros a placer y muchos de estos fueron a parar a las manos de funcionarios electos o designados, que se protegieron con el manto de la impunidad. Los ciudadanos no olvidamos ni perdonamos estos delitos. Un día tendremos justicia. Mientras, seguiremos tras ellos por gandallas. Nuestro paso siguiente es recuperar los colores de nuestra bandera. Vale.
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