Repensar el turismo

Hay fórmulas que han comprobado que son un gran éxito.

Los últimos 20 días visité como turista los tres países que más reciben turismo en el mundo: España, Francia y Estados Unidos. Mi conclusión es que tenemos mucho que aprenderles y sobre todo, envidiarles.

La fórmula que siguen es sencilla: facilitan al turista el acceso a los servicios y atractivos. Todo es facilidad para pagar en línea, para reservar espacios, para contar con tecnología para localizar lugares, presentar reservaciones, comprar boletos, hasta para rentar un monopatín es sencillo.

Estaba en Madrid y no teníamos donde resguardar las maletas mientras esperábamos un tren y conseguimos un app que nos permitió guardarlas por 8 horas en un negocio frente al edificio terminal.

Con un QR te dan acceso a WiFi, a información de negocios, a explicaciones históricas de monumentos, a pagar por diversos sistemas electrónicos.

La peatonalización de los centros históricos es impresionante y si sigues las app necesarias, la movilidad para turistas y residentes está ligada a un gran trabajo de señalización de los servicios y atractivos.

Aquí conozco negocios que les da miedo hasta aceptar la antigua tarjeta bancaria de crédito por no pagar las comisiones O ayuntamientos que le da miedo aceptar un UBER en sus ciudades o aeropuertos que no los reciben porque son “zona federal” ¡boberias!

Sí, en BC hay que repensar el turismo, (invitación que nos hizo la Organización Mundial del Turismo para este 2022) pero para adecuarnos a lo que ya hacen en el mundo en materia de cuidado del medio ambiente, en reciclaje, en ahorro de agua, en limpieza de sus calles, en los sistemas de movilidad, en la integración a las experiencias locales como atractivo turístico y recreativo de las propias comunidades. La viabilidad del futuro turístico depende de actuar ahora en nuestro entorno.

Encontré en este viaje, el secreto: si como residente te es atractivo e interesante hacer tal o cual actividad, al visitante también lo será. Las llamadas “zonas turísticas” ya no tienen sentido.

El reto de los que nos dedicamos al turismo es hacer sentir al visitante como local, como uno más. Partir de ahí para que viva una experiencia única.

Aquellos grandes desarrollos en los que a nadie de la comunidad tiene acceso deben quedarse en el pasado o deben tender a desaparecer o a convertirse para un turismo de élite o como un producto muy especializado.

El gran reto para los negocios en BC es que debemos evolucionar y dejar de ser como los antiguos abarrotes de las esquinas: anotamos en una libretita qué compramos y quien nos debe. Esperamos a que entre la gente a la tienda y ofrecemos de todo sin especializarnos en nada. Hay que dejar eso atrás.

Hay que apostarle a la tecnología, a la comercialización en línea, a los sistemas de reservas y pago, a los nichos de mercados, a más campañas de relaciones públicas y menos a la publicidad, al desarrollo de la señalética de negocios en redes y en apps, a la señalización de servicios y de atractivos no a la de negocios en las calles, en BC debemos apostarle al orden, a la limpieza, al mediano y largo plazo. Ojalá lo entendamos pronto porque de ser la quinta potencia nacional en turismo en México, podemos perder contra otros productos turísticos en los estados que sí se están poniendo las pilas.