‘Tramitofobia’
En nuestro bendito país, cualquiera puede hacer un doctorado en tramitología. Máxime si es mayor de 65 años y cambia de estado su residencia.
En nuestro bendito país, cualquiera puede hacer un doctorado en tramitología. Máxime si es mayor de 65 años y cambia de estado su residencia. Por residencia, me refiero al territorio en donde viva; y no a una casota fifí. Ante esto, los trámites de actualización se convierten en una prolongada y engorrosa gestión para poder cobrar de nuevo la pensión de adultos mayores a cargo de la Secretaría del Malestar… perdón, Bienestar.
Lo que aquí le cuento lo vivo desde diciembre del año pasado cuando inicié dicho trámite. La primera advertencia que me hicieron fue: “¡Uy! ¡Esto se va a tardar!” Y dicho y hecho, ya pasaron 10 meses y cinco comparecencias en dicha dependencia.
Lo paradójico es que yo estoy registrado desde hace años y aparezco en su sistema computarizado. Pero, “para asegurarse de que soy quien digo ser”, siempre me piden que me identifique con mi credencial del INE…
Aquí surge la segunda interrogante: “Pero usted ya no vive en donde se registró”. No, sin alterarme contesto: “Por eso estoy aquí, para tramitar el cambio” …Y me piden (de nuevo) copia de mi acta de nacimiento, del CURP actualizado, del INE que ya vieron y de un comprobante de domicilio reciente. Entonces brinca otra liebre, porque el comprobante no tiene la misma dirección a la que aparece en mi INE. Con tono moderado explico: “Cuando llegué a vivir aquí, tramité mi nuevo INE con el domicilio de los familiares con quienes vivía. Pasaron los meses y me cambié al departamento en donde ahora habito. “¡Uy, déjeme ver si procede!” Y, en apariencia, procedió…
A los seis meses fui a preguntar si el trámite ya había concluido para poder cobrar. Quien me atendió, de modo circunspecto me dijo: “Hubo un error de procedimiento y es necesario reiniciar el trámite”. Respiré hondo y profundo y entregué de nuevo todas las copias que ya había entregado e inocentemente pregunté: ¿No tienen un archivo de mis identificaciones? A lo que me respondieron “las necesitamos para cotejar su identidad” y reviré: “¿Por qué no toman las huellas digitales” y me respondieron abrumadoramente: “¿Aquí no es necesario, vuelva dentro de dos meses”?
Y hace unos días regresé a la surrealista dependencia en donde me dijeron: “Como usted dejó de cobrar por varios meses, en automático lo suspendieron por lo que es necesario reactivarlo”. Ahora sí se me agotó la paciencia y le dije al encargado en turno: “¡Hace diez meses estoy en una inútil tramitología con ustedes que no pueden o no quieren cambiar mi domicilio!”
Como no hubo comentario alguno, el trámite se reinició y desde entonces padezco aguda tramitofobia.
LA PALABRA DE HOY: “TRAMITOFOBIA”
Trámite proviene del latín `trames` / `tramitis`, que para los romanos significaba `senda’, `camino’, de donde se derivó el sentido actual de `vía legal o procedimiento que debe seguir una gestión’. Por su parte, fobia es un trastorno emocional que se traduce en aversión, angustia o miedo. Dígame, ¿usted ha sufrido la odiosa tramitofobia!
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí