Empleo o apoyo a la pobreza
En tres circunstancias, diferente tiempo y espacio, ciudadanos se han acercado a mí para decirme que han leído mis columnas y que son, ellos, seguidores del presidente Andrés Manuel López Obrador por la ayuda que les está dando y que por lo tanto le están muy agradecidos.
En tres circunstancias, diferente tiempo y espacio, ciudadanos se han acercado a mí para decirme que han leído mis columnas y que son, ellos, seguidores del presidente Andrés Manuel López Obrador por la ayuda que les está dando y que por lo tanto le están muy agradecidos. Uno de ellos me dijo, además: “En tu columna con frecuencia no estás de acuerdo con él y en ocasiones coincido contigo, pero dime, qué otro presidente del pasado les había dedicado tanto apoyo a los pobres”. Paso seguido, me habló de su pensión “y con lo que me da Obrador ya suman 23 mil pesos”.
La gente, no toda, sobre todo en aquellas personas del pueblo más humilde, su agradecimiento es a Obrador sin necesariamente entender que no es dinero del presidente el que reciben sino de los propios recursos del presupuesto nacional del gobierno; lo que finalmente no es importante. Lo que se debe destacar es que Obrador es el primer presidente de México que dedica una enorme cantidad de recursos para apoyar la pobreza en todas sus manifestaciones. -Lo digo yo-.
Este comentarista, aun estando de acuerdo con Obrador, - le dije al segundo de mis comentadores-, soy un convencido permanente de que lo que más importa al país es crear fuentes de empleo. Estoy de acuerdo con la ayuda que recibes, tú y los miles, millones de personas en situación vulnerable, pero, -agrego ahora ya al margen de mi encuentro con aquella persona-, un país cualquiera no tiene futuro; no va a ningún lado con solo favorecer y apoyar la pobreza. Claro, Obrador lo hace en su gobierno, pero este apoyo, aparte de lo positivo que es sin duda, arrastra una cola enorme: “Pueblo, quiéreme; pueblo apóyame; pueblo, vota por mi”. Así de simple.
Ya en otro tiempo fuimos testigos de las multitudes que clamaban a Fidel Castró, que desde luego su manifiesto discurso contra el capitalismo no es comparable con el titubeante y calculador conducta de Obrador a los empresarios, pese a su permanente y manifiesta negativa a la apertura del empleo; Constellation Brands es un ejemplo, pero, las multitudes de pobreza entre los cubanos aplaudiendo y apoyando a Castro al inicio de sus primeras décadas en el poder, manifiestan cierta similitud con el presidente Obrador. No son comparables desde luego. Allá socialismo abierto, con Andrés Manuel se vive un capitalismo con sus asegunes. La semejanza o similitud solo lo encontramos en el apoyo a la pobreza, que crea adhesiones, aplausos y entrega sin condiciones a los gobiernos encausados para paliar el hambre y la pobreza de la gente.
No es. no tengo la menor duda, el objetivo final de cualquier país en la tierra y más así estos gobiernos puedan fácilmente convertirse en dictadores. (No es el caso de Obrador, debo reconocer).
Con la apertura el impulso abierto y decidido a las fuentes de empleo, sean del Estado o de la iniciativa privada, en México, se produce sin duda una cadena de progreso; en la vivienda, en el transporte, en el comercio, en la educación, en el crecimiento industrial y en consecuencias un desarrollo generalizado. Pongo un caso, en este momento en Baja California: decenas de camiones transportistas atracan o esperan en la caseta de revisión de “los soldados”, transportes que provienen del centro del país hasta Tijuana. Son estos “trailers” signo o una manifestación de progreso, de crecimiento; Dos kilómetros de camiones esperando ser revisados, llevan consigo cientos de miles de productos que en algún lugar fueron fabricados y a la vez por miles de trabajadores con empleo naturalmente. En eso creo. Este desarrollo si me convence; me declaro abiertamente en favor de la apertura de las fuentes de empleo en lo que me convence más que en la ayuda a la pobreza. Con paliar más o menos el hambre, debo reiterar, un país no va para ningún lado. Pero, a Andrés Manuel López Obrador le cae toda esta derrama de recurso para los vulnerables como anillo al dedo y es, ante todo, un grito enorme al infinito de que “Voten por mí; síganme, apoyenme. Eso es todo. Al margen desde luego de lo positivo, innegable que esta ayuda conlleva y que es por cierto necesaria, imprescindible. Pero no se deben confundir peras con manzanas; una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí