El origen de la pobreza extrema
La pobreza y la desigualdad en nuestro país, tienen raíces históricas que se remontan a la época de la colonia, donde existían grandes diferencias entre los españoles y los naturales de América.
La pobreza y la desigualdad en nuestro país, tienen raíces históricas que se remontan a la época de la colonia, donde existían grandes diferencias entre los españoles y los naturales de América. Esas diferencias no solo eran culturales, sino que se trasladaban al aspecto económico pasando por el tema de la esclavitud que marcó hondamente a nuestra población.
Otro elemento a considerar es el relativo a las guerras o conflictos sociales, los cuales, además de las vidas que cobran, generan una nueva ola de desposeídos, además de la reconformación de países con mayores índices de pobreza y grandes necesidades sociales, producto de la reconstrucción a la que se tienen que enfocar como prioridades sociales.
Ya incluso dentro del mismo país, las condiciones no son las mismas si hablamos del norte o sur, pues históricamente en muchos países, el norte suele ser más industrializado pues su geografía no les permite vivir cómodamente del cultivo de la tierra, por lo que sus habitantes tienen que enfrentarse a un medio ambiente, en ocasiones inhóspito y árido, lo cual genera una mayor creatividad que a la larga produce ciudadanos más activos que transforman su medio ambiente en sitios donde las industrias florecen y son generalmente más ricas que el resto del país. Ejemplos de esto lo tenemos en España, donde el norte conformado por Bilbao y toda esa zona, es industrializado y pujante en comparación con el sur, donde los andaluces disfrutan de un buen clima, turismo y toros.
México no es la excepción y el norte industrial es creativo y pujante, contra un sur más relajado, donde casi cualquier cosecha se puede lograr y por ello su gente no necesita esforzarse demasiado para lograr el sustento diario.
Otro elemento detonador del crecimiento de la pobreza que se repite en la mayoría de los países, es el relativo al éxodo del campo a las ciudades.
Efectivamente, si bien la población rural se redujo en términos relativos a lo largo del siglo XX y hasta la década de los 90, las tasas de fecundidad no se redujeron, convirtiéndose en un caldo de cultivo ideal para el crecimiento de la pobreza extrema, especialmente en particular en estados del sur y sureste de México, como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, y Veracruz, y zonas serranas, principalmente en el oriente del país.
Los resultados de organismos como CONEVAL revelan que la mayoría de los habitantes con pobreza residen en localidades urbanas, sumando 35.6 millones, frente a 17.2 millones que habitan en localidades rurales; sin embargo, la población rural es mucho menor, por lo que el porcentaje de pobres en el campo es del 65%, contra un 40% en las grandes ciudades, aunque en número sean más personas.
Según el documento Medición de la pobreza, Estados Unidos Mexicanos, serie 2008 – 2018, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en el 2008 se encontraba en condición de pobreza el 44.4 por ciento de la población del país, porcentaje que bajó a 41.9 en 2018. En condiciones de pobreza extrema se encontraba, en 2008, el 11 por ciento de la población, porcentaje que se redujo a 7.4 en 2018.
Diez años más tarde, la pobreza se redujo 2.5 puntos porcentuales, mientras que la pobreza extrema se redujo 3.6 puntos porcentuales, sin embargo, hace falta mucho por hacer y la receta de enseñar a pescar en lugar de regalar el pez, sigue siendo muy válida para lograrlo.
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